Varios colegios emblemáticos en Santiago tienen a los famosos overoles blancos en sus aulas. Es raro ver una marcha social sin que haya incidentes en las calles con algunos de sus integrantes. Nadie ha pensado en cerrar los colegios, nadie tampoco ha pensado prohibir las marchas en las calles.
Todos sabemos que son unos pocos antisistema, vándalos, delincuentes y otros, y no por ellos vamos a parar la educación y las peticiones sociales.
¿Por qué entonces paramos el fútbol? ¿Por qué solicitamos las penas del infierno para los clubes? ¿Por qué los castigamos sin público? ¿Por qué el fútbol recibe doble castigo: destrucción de sus estadios y jugar sin público?
Si vemos a Colo Colo, hace poco más de una década invirtió US$ 12 millones en su estadio y más de la mitad de su inversión fue para mejorar la seguridad del recinto. Para un partido de más de 30.000 espectadores invierten en más de 700 personas de seguridad, control de acceso y validadores, cuentan con más de 70 cámaras de vigilancia, paletas detectoras de metal, hasta tres revisiones por persona antes de ingresar a su asiento en el estadio, pero no es suficiente. Los antisistema o delincuentes, o como quieran llamarles, cada día están más preparados para evadir los controles.
Por su parte, Universidad de Chile, a pesar de no contar con estadio propio, realiza esfuerzos similares, teniendo que mover toda su infraestructura a cada estadio donde juega, pero nada es suficiente y los controles son sobrepasados.
Las leyes y normas poco ayudan al fútbol: no se puede prohibir el ingreso de mochilas a los estadios; no se puede prohibir el ingreso de personas con yeso (donde se sabe que llevan escondidas bengalas, petardos y otros); no se pueden hacer revisiones carcelarias o minuciosas, y podemos señalar varios otros problemas donde las leyes y normas no le permiten al fútbol vigilar y custodiar a más del 99% de los hinchas que va a los estadios, pero que se encuentran amarrados por estos pocos vándalos.
¿Por qué en vez de castigar al fútbol y a sus hinchas no ayudamos a encontrar las soluciones que permitan poder ir a ver un partido sin temor, en familia y con alegría? No recuerdo a alguna autoridad deportiva, política o administrativa indicando en detalle lo que debería hacerse. Es necesario modificar la norma de seguridad privada, ya que no está en función de la problemática actual del fútbol. Se ha trabajado en base a experiencia propia y voluntades de querer hacer más por parte de los clubes y sus jefes de seguridad. Sería bueno que nuestras autoridades, nuestra prensa deportiva, nuestros hinchas y nuestros dirigentes trabajaran todos unidos en pro de salvar el fútbol, y no de destruirlo como busca un puñado de vándalos en cada partido que se juega en nuestro país.
Sabino Aguad Merlez