Señor Director:

En una reciente columna, Claudio Alvarado y Daniel Mansuy afirman que “Chile no es un Estado” y que, por ello, es correcto que la propuesta de nueva Constitución no comience señalando que “Chile es un Estado social y democrático de derecho”. Para sostener su posición, sugieren que ello significaría “confundir o identificar al Estado con la sociedad”.

Más allá de que la fórmula del Estado social está en las llamadas “bases” que gobiernan esta etapa del proceso —y por ello resulta ineludible incluirla—, vale la pena aclarar algunos aspectos que parecen generar confusión. Como la fórmula es abierta, un punto de partida es atender a aquello que la fórmula no quiere decir: desde luego, ella no implica que el Estado precede a la nación o que aquel sea más importante que las personas que habitan el territorio; tampoco supone que el Estado sea anterior o igual a la sociedad, o que exista desde el inicio de la humanidad, ni que busque socavar el espacio de autonomía de las personas.

Las constituciones suponen a un pueblo. Su referencia constante en los preámbulos —allí donde se identifica al sujeto que otorga una Constitución— da cuenta de esta precedencia. Y las constituciones crean también un sistema jurídico, una determinada administración del poder común, junto con los límites a ese poder. Así es como las constituciones crean o “constituyen” un Estado. Por ello, no es extraño que las constituciones de Argentina, Austria, Bélgica, Brasil, Colombia, Croacia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Italia o Uruguay, por nombrar algunas, dediquen sus primeras normas, precisamente, a constituir el Estado y a configurar sus características principales. ¿Significa ello que todos estos países promueven la noción de un Estado más importante que las personas, o que allí “el centro de la vida común reside en el aparato estatal y no en los vínculos humanos que le preceden”? Por supuesto que no; de la misma manera como la fórmula que se plasmará en el futuro texto tampoco lo hará.

El objetivo del Estado es dar protección y seguridad a las personas, y el Estado que mejor realiza ello es aquel que se define como “social”. Caracterizar en el primer artículo al tipo de Estado que el pueblo de Chile viene a constituir es una muestra de que el pacto constitucional busca ofrecer reglas para una nueva etapa del país, caracterizada por una mejor protección social, más amplia y más eficaz.

Jorge Contesse
Rutgers University

Pablo Contreras
Universidad Central