El lunes a la medianoche este columnista estaba feliz. Y no porque le hayamos ganado a Paraguay, bravo rival al que ya le hemos ganado otras veces, aunque pocas. Tampoco porque le hayamos ganado en los descuentos ni por un gol del superhéroe del fútbol chileno de estos días, que ya hecho muchos, el que más. Ni porque hayamos obtenido el primer triunfo en ocho exigencias de un periplo técnico, pues eso también puede suceder. Todos estos pueden ser motivo de alegría, pero la mía era felicidad.

¿Sabe por qué? Porque con esta victoria se lograba continuidad para un proceso técnico. Continuidad, palabra extraña en este momento en un país donde nada la tiene, donde todo parece estacionado en una burbuja de la Historia. No sabemos cuánta continuidad tendrá Eduardo Berizzo en la banca de la Roja, ni sabemos qué resultado tendrá en la banca técnica. Podría clasificar al Mundial o quedar eliminado en el camino. Podría el seleccionado llegar a un juego exquisito o terminar jugando muy mal. Nadie sabe esas cosas. Pero sí sabemos que es bueno que existan y se cumplan los procesos, lo que tampoco garantiza buenos resultados (nuestro peor Mundial fue el de 1982, después de un larguísimo e incendiario proceso).

Ahora bien, frente a Paraguay ocurrieron algunos destellos prometedores. La notable vigencia de Alexis Sánchez es el principal. Figura en Francia, “Bigote” entró en el segundo tiempo y cambió el mapa del partido, que tenía otras rutas no explotadas hasta entonces. Su inspiración, su velocidad en espacios pequeños y amplios, su facilidad de remate, su visión del terreno y su enorme arsenal de recursos lo mostraron en su plenitud.

Y si usted le suma el desenfado y la fresca presencia de Alexander Aravena, tiene un destello más intenso y prometedor. “El Monito” es poseedor de una afilada inteligencia natural y, según leo, la cultiva; es decir, es distinto. También, en consecuencia, lo es en la cancha. Se lo vio cómodo en cualquier espacio que ocupó y es lo que hace siempre. Fútbol rápido, imaginativo, de toque inspirado y disparo fácil que lo tuvo cerca del gol. Con Alexis podría hacer una dupla exquisita.

Un joven tuteándose con veteranos que vienen de vuelta. Arturo Vidal quema sus últimos cartuchos y no pesa en el seleccionado, cometiendo incluso errores impensables hace poco. Hay que buscarle reemplazo con urgencia. A Gary Medel lo resguardan su experiencia y su fibra ganadora. Ni Claudio Bravo puede escapar a los rigores de la larga campaña y no se advirtió en él la seguridad de otras jornadas.

Pero podemos seguir observando a Guillermo Soto, a Felipe Méndez, a Marcelino Núñez (se le puede pedir más) y esperando que siga afirmándose Maripán.

En fin, muchos apuntes, todos adobados con el grato sabor de la victoria. Y ahora, por el tiempo que dure el mando de Berizzo, ¡déjenlo trabajar tranquilo!