La salud pública ha tocado fondo, existiendo una desigualdad evidente respecto de los servicios privados, lo cual requiere de un cambio urgente del Gobierno. Sin salud no hay educación ni existirá progreso, y por lo tanto las demandas sociales deben tener equilibrios sobre la igualdad. Es decir, las peticiones son grandes en todos los sectores, pero hay que priorizar; a veces se confunde la necesidad de un servicio básico público respecto de otro. La agenda de gobierno no puede atacar simultáneamente todas las reformas necesarias sin la colaboración del sector privado; de lo contrario no habrá solución que resista un cambio.
Buscar un sistema de salud público que iguale o mejore la atención de la salud privada será un gran desafío si tan solo nos dedicáramos a sacar adelante esa prioridad y no vivir de sueños generales que se desvanecen. Se debe acabar con las largas esperas en los servicios de urgencia de los hospitales y reformar el deficiente servicio, la escasez de médicos, de equipamiento y la falta de insumos básicos, por una eficiente administración. Todo ello requiere de un programa acompañado de un alza de impuestos específico para la transformación de la actual salud pública, con metas concretas y definiciones sobre las inversiones de los recursos recaudados.
Se debe monitorear su progreso con una superintendencia capaz de verificar y auditar ese avance, informando en forma trasparente a la ciudadanía sobre sus planes y logros. Algo bien configurado podría marcar la diferencia hacia esa meta y despertaría el interés general de los contribuyentes por pagar un mayor impuesto específico a la salud. De dar buenos resultados podría expandirse a otras áreas como la educación, transporte y vivienda.
Seguir empantanados en estos temas no tiene sentido, ningún gobierno ha logrado avanzar a la velocidad de la transformación tecnológica, mejorando el estándar de vida general, pues cada vez son mayores las demandas acumuladas, y los recursos, más escasos. Hay que ir avanzando de un sector a la vez y partir por aliviar una de las cargas más importantes del ser humano que es la salud, lo que producirá ahorro y una mejor calidad de vida, permitiendo irradiar ese espíritu a otras áreas de los servicios públicos.
¿Cuáles son los estándares de Alemania en materia de salud?, país que tiene gratuidad total en su salud pública de alto estándar. Esa meta, por ejemplo, debería ser nuestro primer desafío, alcanzar ese estándar con gratuidad para todos los chilenos. Luego de demostrar que la administración pública es capaz de llevar adelante este tipo de transformación, podremos avanzar en otras con el mismo enfoque.
El buscar alzas de impuestos generalizadas tras una reforma tributaria global es un fracaso y solo apuntan a reforzar los servicios en forma mediocre, al enfocarse solo en los temas contingentes. Así no saldremos del subdesarrollo, ya que todo se diluye en los discursos y campañas políticas, dejándose ver la mala administración, donde la planilla estatal junto al gasto solo crece, sin buscar una eficiente modernización que sea capaz de solucionar los graves problemas existentes.
Jaime Said