Señor Director:

El año pasado el Gobierno gastó US$ 75 mil millones, el equivalente a 24,4% del PIB. Existe una profusa evidencia de programas mal evaluados y la ciudadanía no percibe que la provisión de servicios públicos sea de calidad, como ocurre en los ámbitos de educación, salud y seguridad, por nombrar algunos.

En relación con la columna (martes) de Rosario Navarro, creemos que un eventual pacto tributario transversal debería partir haciendo una revisión de la eficiencia con la que se gastan los cuantiosos recursos de los que ya dispone el Estado. La modernización del Estado es un imperativo que cobra más fuerza que nunca con el nuevo proceso constituyente.

Otro paso fundamental —una vez revisados los gastos actuales— es evaluar bien los requerimientos adicionales que necesita el Gobierno, considerando la nueva realidad económica y política que enfrenta el país y los recursos extras que ha recibido de forma inesperada, como los que aportó en 2022 la industria del litio, casi duplicando los aportes de Codelco.

Un tercer aspecto es buscar un sistema tributario más equitativo y con menos distorsiones. En ese sentido nos parece muy necesario eliminar exenciones que benefician a sectores específicos y ampliar la base de contribuyentes.

El rechazo a la reforma tributaria abre una oportunidad única. Acelerar las conversaciones, como propone el Gobierno, puede ayudar a zanjar la discusión, pero a la vez desaprovechar la oportunidad histórica que tenemos de revisar el stock del gasto, avanzar hacia la modernización del Estado, simplificar el esquema tributario chileno y promover tributos que incentiven la inversión y el crecimiento.

Gonzalo Said
Empresario