Un tribunal de Brooklyn, Estados Unidos, condenó a quien fuese el “zar antidroga” de México: Genaro García Luna, quien había sido elevado a la calidad de “superpolicía” por autoridades mexicanas, estadounidenses e internacionales. No es el primer “zar antidroga” condenado por sus nexos con el narcotráfico, pues antes que él lo fue el general José de Jesús Gutiérrez Rebollo.
¿Hay lecciones que se puedan sacar para Chile de esta reciente condena, así como de la elevación a la categoría de “zares” de estos funcionarios públicos? Sí: en lo referido a crimen organizado, México tiene años de experiencia, por lo que ver lo que sucede allí puede ser muy útil para Chile.
En primer lugar, no debemos entregar el control absoluto de investigar y desbaratar el crimen organizado a una sola persona. La importancia de establecer controles es fundamental para evitar la cooptación y así perseguir el delito sin preferencias. En el juicio de Brooklyn se determinó que García Luna perseguía al cartel de Los Zetas para favorecer al de Sinaloa. Por ello, debemos estar alertas si solo se comienza a detener a un solo grupo.
De esto no se debe concluir que es errado, como correctamente plantea la Política Nacional contra el Crimen Organizado, unificar y compartir la información que tienen las distintas agencias policiales y estatales en relación con el crimen organizado, lavado de dineros, incautación de armas, etcétera. La alerta es otra: no crear “zares antidrogas”, sino instituciones sometidas a escrutinio.
En segundo lugar, una lección que es necesario aprender es la importancia de que el Ministerio Público esté atento a señales de posible corrupción de funcionarios públicos. Por ejemplo, García Luna hacía alarde de su colección de autos de un valor al parecer por encima de sus ingresos, y hacía tiempo que había información que vinculaba a García Luna con carteles, como fue el secuestro en Acapulco de un miembro de Los Zetas por parte de la fuerza policial que él dirigía. Sin embargo, las autoridades mexicanas nunca lo investigaron.
Lo anterior muestra que los carteles necesitan de funcionarios públicos para ser exitosos en su empresa criminal. Un estudio de la Unidad de Análisis Financiero sobre condenas por lavado de activos entre 2007-2020 da cuenta de solo dos casos en los que funcionarios públicos brindaron colaboración a traficantes de droga, y dos más relacionados con contrabando de cigarrillos donde se relata específicamente la contribución de los funcionarios al éxito criminal. Si bien este estudio se centra en lavado de activos, parece ilustrativo que en solo cuatro casos vinculados a lavado de activos se hayan visto involucrados funcionarios públicos y policiales. El Ministerio Público debiese priorizar la investigación de la extensión de la cooptación de funcionarios por parte del crimen organizado.
Por último, la condena a García Luna se obtuvo solo con testimonios, su mayoría de narcotraficantes, lo que muestra la centralidad que tienen esas declaraciones. Lamentablemente, el Plan Nacional contra el Crimen Organizado tiene una referencia muy somera, que apunta a “Trabajar en la creación de un Sistema Nacional de Protección de Víctimas y Testigos de Crimen Organizado” (p. 45). Este punto es crítico y debiese tener mayor relevancia en el diseño del gobierno y del Ministerio Público.
Debemos ser capaces de crear incentivos reales para que delincuentes estén dispuestos a entregar información acerca del funcionamiento, área de influencia territorial y extensión de la cooptación de funcionarios públicos por parte de la organización, entre otras, debiendo garantizárseles seguridad y subsistencia. Quizás ese sería un destino efectivo de los gastos reservados que tienen ciertas instituciones públicas.
Como alegó la fiscal al cierre del caso García Luna: “El cartel de Sinaloa no podría haber construido su imperio de cocaína sin García Luna. Pagaron coimas para que los protegiera y lo consiguieron”. Chile debe aprender la lección tomando en cuenta las señales de alerta y evitando crear figuras tan poderosas como “zares antidroga”.
Francisco Cox