Señor Director:

En esta nueva conmemoración del 8M, donde visibilizamos la lucha de las mujeres que nos precedieron, resulta imprescindible mirar los desafíos pendientes para conseguir la anhelada igualdad de género, y uno de ellos es reconocer que estas brechas no solo son un fenómeno propio del mundo adulto, sino que se trata de una experiencia vital que acompaña a las mujeres y diversidades desde la infancia.

Elementos tan cotidianos como la naturalización de estereotipos y sesgos de género impactan en la autopercepción e intereses que acompañan al desarrollo de niñas y niños, como la asociación de cierto tipo de actividades, profesiones o labores a un determinado género, o incluso la invisibilización de referentes femeninos en algunos ámbitos las desalientan a seguir determinados caminos.

Recordemos que niñeces y adolescencias cuentan desde hace un año con una Ley de Garantías, que promueve y protege sus derechos fundamentales, obligando al Estado y a todos y todas como ciudadanos a ser proactivos en fomentar el respeto a su integridad y a ser escuchados. Si bien este cuerpo normativo establece la plena igualdad y equidad, la visión adultocéntrica instalada ralentiza la erradicación de estas brechas de género en esta etapa de la vida.

Por eso, en el Día Internacional de la Mujer también debe ser un imperativo reconocer, visibilizar y erradicar dichas desigualdades, comprendiendo que incorporar la perspectiva de niñez hace de esta sociedad un espacio de construcción más justo, equitativo e igualitario.

Yolanda Pizarro Carmona
Subsecretaria de la Niñez