Argentina en estos días se encuentra impactada por las amenazas de presuntos narcotraficantes a la familia de la señora del futbolista Lionel Messi y molesta por un enorme apagón que dejó a oscuras a casi medio país. La inflación del 100% del año ya parece ser parte del paisaje; sin embargo, no hubo ningún anuncio al respecto en el discurso que el Presidente Alberto Fernández dio esta semana. Pareciera que sus prioridades son otras.

En su reciente mensaje ante el Congreso, lanzó un severo y grave ataque contra el Poder Judicial en presencia de sus máximas autoridades. Su molestia obedecería a que los tribunales no consideraron válido el recorte de fondos federales para la Alcaldía de Buenos Aires, hoy en manos del opositor Horacio Larreta (posible candidato presidencial) y a lo que considera la lentitud de la justicia para aclarar el intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. También el mandatario arremetió contra los medios por no dar a conocer sus “logros”, como el hecho de que, en sus palabras, Argentina fuese el país que creció más después de China, apreciación que no resiste las estadísticas internacionales.

Mientras la prensa está acostumbrada a los embates del peronismo, la asociación de magistrados y funcionarios del Poder Judicial expresó su “estupor” y llamó a Fernández a no “dañar las instituciones” que son fundamentales para la democracia.

Se estima que, con su agresivo discurso, el Presidente quería hacer un guiño a Cristina Kirchner, o a sus bases, en un año en que su reelección se ve complicada, no solo por el mal manejo de la inflación, sino también por asuntos como el alza de la inseguridad. Así como la actual vicepresidenta fue quien lo escogió como fórmula para llegar a la Casa Rosada, ella misma puede hacer que sus seguidores le den la espalda. Por eso, el jefe de Estado necesitaba desesperadamente hacer una demostración de la lealtad a quien en diciembre fue condenada a seis años de cárcel por corrupción e inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos. Hoy ella se escuda en el fuero parlamentario, que dura solo hasta fines de este año, y en la posibilidad de recurrir a instancias judiciales superiores. Es decir, su futuro pende de aquellos que fueron atacados por el Presidente.

Con todo, el mandatario argentino ha dado muestras, una vez más, de su faceta más populista, aquella que solo busca exacerbar la división entre los argentinos, conocida allá como “la grieta”.

En este juego de vida o muerte que es la permanencia en el poder para los peronistas, el Fernández puso en evidencia su disposición a buscar enemigos en la oposición, jueces y medios de comunicación, siendo que su país tiene desafíos más urgentes. La polarización es una herramienta peligrosa, al igual que la demolición de las instituciones. En la medida que los comicios se acerquen más y más, podríamos ser testigos de ambas.