Señor Director:

Hace pocos días entró en vigencia para Chile el TPP11, y con ello múltiples beneficios para nuestro país y sus habitantes. Este hecho fue ampliamente divulgado por la Cancillería.

Sin embargo, es bueno recordar que el señor José Miguel Ahumada desde que asumió el cargo de la Subrei comentó que este tratado, al igual que todos los acuerdos de libre comercio ya firmados por nuestro país, serían revisados o renegociados.

Esta estrategia cambió después del plebiscito de septiembre pasado, por lo que la decisión de ratificar el TPP11 sería solo después de recibir respuestas a las side letters que nuestro país envió a los países miembros.

Resultado: perdimos al menos un año de beneficios de este tratado, mientras otras economías, en un momento importante de la recuperación económica pospandemia, avanzaban en su integración comercial en el Asia Pacífico gracias al acuerdo.

¿Cuánto le costó al país? ¿Quién paga el daño, no solo comercial sino también reputacional?

Embajadores de los países miembros advirtieron a la Subrei que esta estrategia de las cartas no sería exitosa. Expresaron que si se quiere cambiar alguna cláusula del documento firmado, debíamos primero integrarnos formalmente al mismo, y en el seno de esa organización señalar las modificaciones convenientes a realizar.

No perdamos más tiempo, avancemos con celeridad en un TLC con India, que representa un quinto de la población mundial.

El Gobierno no puede cometer errores en este ámbito; debe garantizar que nuestro país es competitivo, eficiente y confiable, elementos clave para el desarrollo del comercio.

El comercio internacional bien estructurado, ligado al incentivo de futuras inversiones, es la única estrategia que asegura el desarrollo.

Juan Eduardo Errázuriz O.
Ingeniero civil