Primera semana de la Copa Libertadores para los cuadros chilenos con balance dispar. Magallanes se impuso 3-0 a AlwaysReady de Bolivia con una buena ventaja para la vuelta en La Paz, pero con la sensación de que estuvo cerca de cerrar la llave por la enorme superioridad que hubo en la cancha del estadio El Teniente. Curicó cayó 1-0 en el Monumental ante Cerro Porteño, en una noche hermosa por el marco de público. Una hinchada fervorosa,que soportó sin incidentes el ingreso de los autos al estacionamiento de Pedreros, con esa tranquilidad que surge del provinciano que vive una fiesta histórica.
Magallanes fue fiel a la idea de Nicolás Núñez. Con la ausencia de su barómetro, César Cortés, y sin Yorman Zapata, titular o revulsivo importante en el costado izquierdo del ataque carabelero, el equipo mantuvo el tono. Muchos pases, casi siempre hacia adelante, con cambios de frente de Alfred Canales, Tomás Aránguiz o Carlos Villanueva, con los extremos Tomás Jones y Julián Alfaro bien abiertos, jugando con la pierna cambiada. Así, el terreno siempre le quedó ancho al conjunto boliviano. Mérito no decaer luego del penal que falló Felipe Flores, un “busquilla” del área, con el oficio suficiente para entrar y salir de la zona del centrodelantero.
Es interesante la mezcla de la Academia. Muchos jóvenes, como Matías Vásquez, Canales y Alfaro, otros con edad intermedia (Gastón Rodríguez, Jones, Aránguiz, Fernando Piñero), más los veteranos Christian Vilches, Villanueva, Albert Acevedo, Iván Vásquez, Cortés y Flores, que amalgaman un equipo que exhibe identidad. Buena asistencia en Rancagua con un testimonio que puede ser anécdota, pero que ojalá se convierta en tendencia. Al finalizar el partido, Pablo Auad esperaba a los jugadores magallánicos con sus hijos Pedro Pablo y Miguel. Confesó ser hincha de ColoColo, pero contó que desde el año pasado empezó a seguir a Magallanes. “El clima familiar, el buen juego, la tranquilidad para disfrutar del fútbol nos hizo acercarnos y ahora casi no fallamos”, explicaba mientras sus hijos se sacaban fotos con los protagonistas.
El relato de este padre refresca, porque al final del día el fútbol es de la gente, de los hinchas que asisten a los partidos por el juego, por el ritual.
Muy similar a lo que vivió Curicó ante un adversario poderoso, que desde la intensidad de sus volantes, siempre le hizo sentir que la Copa Libertadores era un territorio para curtidos. Bochornoso que el equipo arbitral, con el VAR incluido, demorara ocho minutos para anular el gol de Augusto Barrios. Un cabezazo limpio, que encontró demasiado celo de los jueces, encabezados por Yael Falcón Pérez. ¿En Asunción lo anulaban?
En el campo, Facundo Sava, el ex entrenador de O'Higgins, apostó a alargar a los curicanos. El 4-3-3 de Damián Muñoz dejó mucho espacio en la zona de los volantes, sobraba un delantero. Cardozo Lucena y Wilder Viera empujaron a Mario Sandoval, Agustín Nadruz y Yerko Leiva hasta la zona de los centrales, sumandoel gran trabajo del argentino Federico Carrizo y Claudio Aquino, agresivos en las bandas. Estaba para empate, pero el oficio se apreció en un balón detenido, con el cabezazo de Juan Patiño.La revancha es por una hazaña. De todas maneras, el cincuentenario de Curicó tuvo el marco que merecía.