Señor Director:

El 23 de febrero se publicó en su periódico la carta titulada “Agravio a la Virgen del Carmen”. La misiva hace referencia a una obra expuesta en el marco de una exposición realizada en La Serena, titulada “R@stros”. La pieza consiste en una figura femenina con los ojos vendados, una corona y un manto negro del que penden fotografías de víctimas de la dictadura cívico-militar.

Las signatarias de la carta identifican esta pieza con la imagen de la Virgen del Carmen, y denuncian que, al ser intervenida con las vendas y las fotografías, está siendo escandalosamente agraviada.

Lo curioso es que la obra expuesta, si bien plantea una clara referencia a la imaginería religiosa católica, no posee ningún elemento iconográfico que la vincule con la advocación de la Patrona de Chile. De hecho, el mismo autor de la obra indica que no busca representarla.

La polémica ha escalado al punto que se le dedica una nota de media página en “El Mercurio” del viernes. Allí se indica que la corona sería el elemento iconográfico que la asociaría con la Virgen del Carmen.

Creo que hay dos elementos de cuidado en esta polémica.

En primer lugar, me parece curioso que las fieles católicas firmantes de la carta no sepan reconocer la imagen cuya Cofradía presiden, y la asocien de manera genérica a cualquier figura religiosa femenina con una corona (muchas otras advocaciones de la Virgen llevan corona, así como representaciones de santos y santas); en segundo lugar, creo que es preocupante que no se reconozca la diferencia entre una imagen de culto y una obra de arte que es expuesta en una galería.

Finalmente, me gustaría señalar que, como católico y ferviente devoto de la Virgen del Carmen, la referencia al imaginario católico de la obra en cuestión me parece sugerente y respetuosa. De hecho, asociar la fe católica con la defensa de los DD.HH. está en plena concordancia con la doctrina social de la Iglesia. Cabe preguntarse qué habría dicho el cardenal Silva Henríquez de todo esto.

Federico Aguirre
Teólogo