Señor Director:

Me gusta pensar que somos una nación solidaria. Y que frente a las tragedias dejamos de lado nuestras diferencias, uniéndonos sin condiciones para ir en apoyo de quienes más lo necesitan.

De hecho, así lo he comprobado —una vez más— estas últimas semanas, en que miles de vecinos, integrantes de múltiples organizaciones de la sociedad civil, empresarios de todo el país y de los más diversos rubros, así como autoridades nacionales, regionales y municipales, hemos trabajado codo a codo para ayudar a controlar los incendios forestales y mitigar los dramas humanos que dejan a su paso.

Me gusta pensar que esta forma de proceder es un sello de nuestra sociedad. Y que el sector privado forma parte de este círculo virtuoso, aportando no solo con recursos, sino también poniendo a disposición horas de trabajo de sus expertos para coordinar, diseñar e implementar soluciones.

Por esta razón, me resulta incomprensible que, en medio de una desgracia como los incendios forestales en tres regiones del país, surjan voces que privilegien agendas personales por sobre el bien común, distrayendo la atención de lo realmente importante y buscando responsabilidades en los empresarios que se han focalizado en atender lo urgente: el control de la emergencia y la contención a las personas que lo perdieron todo.

De la misma manera, creo oportuno destacar a todas aquellas personas e instituciones que privilegian el diálogo, la creación de confianza y la colaboración público-privada, ya sea para enfrentar emergencias como para encontrar las respuestas más adecuadas ante las demandas y expectativas de la ciudadanía y así construir un mejor país para todos.

Juan Armando Vicuña M.
Presidente Cámara Chilena de la Construcción