Nuestro país ha redescubierto que tenía un tesoro oculto llamado litio, ello a raíz de los extraordinarios ingresos por impuestos y royalty logrados el año recién pasado por la explotación de este recurso por las empresas privadas SQM y Albemarle en el Salar de Atacama, que junto con los también extraordinarios recursos originados en la explotación del cobre, por Codelco y por empresas privadas, ha permitido al Estado mostrar un superávit presupuestario por primera vez en diez años.
La obvia pregunta es si estos recursos extraordinarios son proyectables en el mediano y largo plazo. La respuesta inmediata es no, dado que los altos precios actuales del litio, según los expertos en la materia, no se mantendrían, y que la producción de Chile tampoco aumentará, a no ser que logremos atraer e incorporar nuevos actores revisando el marco normativo que rige la explotación de este recurso.
En efecto, mediante el DL 2.886 de 1979 se excluyó al litio, torio y uranio del listado de riquezas metálicas concesibles, quedando el litio reservado al Estado, por exigirlo el interés nacional, ante su eventual uso en la fusión nuclear. De acuerdo con ello, se exige la autorización de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) para cualquier explotación del litio.
Dado que se exceptuó de esta restricción la explotación de las pertenencias mineras constituidas con anterioridad a la fecha de dicho DL, Corfo mantuvo sus derechos sobre las pertenencias mineras constituidas con anterioridad y que cubrían el corazón del Salar de Atacama, hoy día el único salar en explotación por SQM (litio y potasio) y Albemarle (litio). Codelco también mantuvo sus pertenencias en los salares de Pedernales (100%) y Maricunga (18%), hoy en evaluación.
Para la posible explotación de sustancias no concesibles —como el litio— mediante distintas normas legales posteriores, se dispone que podrán realizarse por el Estado o por sus empresas, por concesiones administrativas o contratos especiales de operación de litio (CEOL), con los requisitos y bajo las condiciones que el Presidente de la República fije, para cada caso, vía Decretos Supremos, con autorización de la CCHEN.
La producción chilena actual de litio se estima en un 24% de la producción mundial, a pesar de contar con un 48% de las reservas. El año 2000 Chile era el primer productor mundial de litio, con un 42% de esta; hoy día ha sido desplazado por Australia, que produce el 46%, a pesar de que sus reservas alcanzan solamente el 25%. Existen actualmente nuevos proyectos de explotación de litio en varios países, tanto desde salares (Argentina, Bolivia, Brasil, EE.UU., China) como de roca espodumeno (Australia, Brasil, EE.UU., China), por lo que se estima que a mediano plazo la oferta mundial de litio aumentará significativamente y Chile continuará bajando su participación porcentual en ella.
El boom de demanda de litio, y con ello el significativo aumento del precio, se inició con el advenimiento de los vehículos eléctricos a fines de la década pasada, estimándose que se duplicará (y sobrepasaría ese límite) hacia finales del presente decenio. Sin embargo existen amenazas de que este boom no vaya a perdurar en el mediano y largo plazo, debido principalmente a la abundancia del recurso en muchos países y la entrada de nuevos actores en su producción, al creciente reciclado derivado de la economía circular y a la sustitución por níquel y cobalto, unido a los cambios tecnológicos ya en desarrollo.
Sin duda, debemos hacernos cargo de esta ventaja comparativa transitoria para invertir en la explotación y desarrollo de la industria del litio, privilegiando acuerdos que permitan su aprovechamiento rápido y sostenible, por sobre conquistas puramente ideológicas sobre la capacidad (o incapacidad) del Estado de abarcar todo el proceso de producción del litio. El círculo virtuoso de la recaudación por el litio comienza con incentivar su producción, empleo e industrias asociadas, para luego recaudar tributos o royalty sobre números reales y no imaginarios.
¿Está nuestro país preparado para seguir disfrutando de este boom mientras dure? Los desafíos sobre cómo nuestro país debe aprovechar las ventajas quedan planteados.
Ximena Rincón
Senadora