Señor Director:

El 30 de enero de 2023 se cumplieron dos años desde el incendio que afectó al Hospital San Borja Arriarán, especialmente al área del CDT (Centro de Diagnóstico y Tratamiento, donde se realizaba la atención ambulatoria, fundamentalmente consultas médicas), al pabellón de hemodinamia (donde se tratan los infartos cardíacos) y a la unidad coronaria (donde se hospitaliza a los pacientes críticos con enfermedades cardíacas).

Desde entonces, hemos atendido a nuestros pacientes en contenedores, con una disponibilidad de oferta de atenciones ostensiblemente menor a la previa al incendio, y en nuestra área específica (cardiología), nos ha significado disminuir secundariamente el número de cirugías y de exámenes y se ha debido suspender transitoriamente la formación de nuevos especialistas.

Lo más insólito es que, a dos años del siniestro, aún no se perciben atisbos de trabajo de reparación en la zona incendiada: incluso hay sitios con escombros sin retirar.

Inmerso en esta realidad hospitalaria con tantas dificultades, y a raíz de la crisis de las isapres y el sistema privado de salud, y la muy probable sobrecarga del sistema estatal que implicará de no solucionarse aquella, me pregunto con mucha angustia: ¿estará preparado nuestro sistema estatal para absorber la nueva demanda que potencialmente tendrá?, ¿son realmente conscientes las autoridades de Salud de la magnitud que podría tener este gran “transantiago de la salud” que amenaza?, y lo más grave, ¿cuántas vidas podría costar?

Dr. Óscar Moreno Urrutia
Cardiólogo
Hospital San Borja-Arriarán