Señor Director:

Ayer, en carta a este diario, el exembajador Roberto Pizarro, a quien aprecio, intenta equiparar los numerosos errores de forma y fondo de la actual administración en materia diplomática con situaciones atribuibles a otros mandatarios.

Alude concretamente al incidente ocurrido a raíz de las declaraciones del embajador Miguel Otero en Argentina en defensa del Régimen de Augusto Pinochet. Por cierto, respecto de este hecho, la decisión del Presidente Sebastián Piñera fue exactamente la que correspondía adoptar: cursó de inmediato la renuncia del aludido embajador. Actitud que el gobierno del Presidente Gabriel Boric no ha asumido respecto de hechos graves como el comportamiento de su embajador en España o de la propia Canciller y su entorno en la reunión filtrada a la prensa hace unas semanas.

Respecto de este último hecho, que en forma y fondo es inexcusable, la señora Urrejola se autoexculpa según versiones de prensa también de ayer. Su explicación resulta insólita. La señora Urrejola fue miembro y presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En sus funciones dudo que haya aceptado, cuando investigaba atropellos a los derechos humanos, la mera declaración de autoexculpación de los investigados.

En este caso, su actuación como canciller no la aprecia ella; el juicio a su gestión lo hace la ciudadanía, y como se dice en la práctica anglosajona: “The Jury is out”.

Alfonso Silva Navarro
Exembajador