Señor Director:

Sorprende el hecho de que, desde el lunes 1 de febrero, en la Cancillería se encuentran de vacaciones la ministra y la subsecretaria. No tengo recuerdo, en mis casi 40 años de carrera diplomática, de un caso semejante. Sí hubo algunas ocasiones en que se produjo la ausencia del canciller y del subsecretario, pero siempre fue porque ambos debían cumplir compromisos profesionales en el exterior o porque uno de ellos estuviese de vacaciones y el otro debía ausentarse del país. Jamás ambos tomaron sus vacaciones al unísono.

Releva esta situación el hecho de que el canciller subrogante sea el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, el mismo de las cuestionadas side letters y uno de los grandes escépticos de los tratados de libre comercio internacional.

Sucede, además, que la situación nacional derivada de los catastróficos incendios ha demandado sensibles gestiones diplomáticas para obtener y coordinar la ayuda internacional, haciendo aún más notoria la desaconsejable ausencia simultánea de las dos autoridades superiores de nuestra Cancillería.

Luego de los serios bochornos ocurridos en esa casa, dejar a cargo de ella a un novel funcionario político, de escasa experiencia práctica y trayectoria profesional en el delicado ejercicio diplomático, resulta al menos controvertido y, a la vez, pone de manifiesto una cierta liviandad e improvisación en la manera en que se conducen algunas de las reparticiones más esenciales de la República bajo esta administración.

Ricardo Concha G.
Embajador de Chile