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Editorial
Lunes 06 de febrero de 2023
Positiva reapertura
El pleno funcionamiento del Museo Precolombino resulta esperanzador.
Una de las noticias más alentadoras de los últimos días es la que ha proporcionado el Museo Chileno de Arte Precolombino, al anunciar la reapertura de su segundo piso y, con ello, el pleno funcionamiento de todas sus salas. Impactada duramente por los efectos de la pandemia, la institución operó durante casi tres años manteniendo abierto apenas el 20% de sus espacios. Los costos que supone una exhibición —personal especializado, seguridad, iluminación, climatización, etc.— obligaron a tener cerradas siete de las once salas: aquellas en las que se alojan unas 750 piezas que dan cuenta del mundo cultural precolombino de toda América. Es a ese acervo al que ahora podrá nuevamente acceder el público, sumándose a la muestra permanente “Chile antes de Chile”, ubicada en el primer piso.
Depositario de un patrimonio único, el Precolombino ha sido uno de los museos más valorados del país, visita ineludible para turistas extranjeros y foco cultural del centro de Santiago. Paradójicamente, su éxito estuvo en el origen de la crisis que ha debido enfrentar. Ello, pues una parte significativa de su presupuesto (alrededor de un 40%) era cubierta por las entradas que pagaban los visitantes. Con las restricciones que impuso la pandemia, ese flujo llegó a disminuir en un 70%. Los aportes del Estado y de la Municipalidad de Santiago —estos últimos, además, reducidos— resultaron así insuficientes y la institución se vio obligada a dolorosos ajustes, que incluyeron el despido de personal y el referido cierre de salas.
Luego de esa experiencia, la reapertura tiene rasgos esperanzadores. Desde luego, da cuenta de una significativa recuperación en la llegada de visitantes, que si bien no alcanza aún los niveles prepandemia, ya resulta un 50% superior a los de las últimas temporadas. Se agregan los resultados de iniciativas lanzadas el año pasado que, junto con lograr nuevos apoyos del mundo empresarial vía ley de donaciones, establecieron un sistema de membresías por el cual las personas pueden comprometerse a realizar un aporte mensual, que parte desde los mil pesos. Además de su sentido económico, esta fórmula significa involucrar y estrechar lazos entre la comunidad y el museo.
Valiosa es finalmente la señal que esta reapertura entrega para el alicaído centro santiaguino. Ubicado a una cuadra de la Plaza de Armas, el pleno funcionamiento del museo constituye una audaz apuesta frente al agudo deterioro experimentado durante los últimos tres años por esta área de la ciudad. Cabe ahora anhelar que sigan otras iniciativas revitalizadoras por parte de la sociedad civil, pero también una acción decidida y coordinada de las autoridades locales y del gobierno central que permita volver a hacer del casco histórico santiaguino un entorno seguro para quienes concurran a espacios culturales tan atractivos como lo es el Precolombino.