Señor Director:

El próximo 8 de abril se cumplen 50 años del fallecimiento de Pablo Picasso, el creador más lúdico, tesonero y paradigmático de las artes visuales del siglo XX.

Como informara “El Mercurio” en Artes y Letras de ayer domingo, muchísimas exposiciones conmemorativas se organizarán en capitales europeas, con epicentro en Madrid y París. Valga por ello señalar las varias conexiones del artista con Chile, entre otras, las siguientes: i) la pintura “Escena de gansos”, conservada en el Museo de Magallanes, es obra de José Ruiz Blasco, padre del malagueño, datada a comienzos del siglo anterior; ii) su amistad con la adelantada María Eugenia Huicci de Errázuriz, iniciada hacia 1916 y a quien retrata en varias ocasiones; vínculo detallado, además, en dos reveladoras biografías del español, una de la griega americana Arianna Stassinopoulos (1989) y la otra, de su nieto Oliver Widmaier Picasso (2002); iii) el compañerismo y afecto brotado de los encuentros y diálogos colaboracionistas sostenidos entre Picasso, Juan Gris y Vicente Huidobro, al punto de presumir que la única pieza original picassiana en Chile es el retrato en escueto dibujo lineal, que ejecuta del poeta chileno a fines de 1921, y iv) la recíproca e inalterable amistad que se refuerza con Pablo Neruda y el autor del Guernica, a partir de abril de 1949, cuando el vate chileno asoma en la clausura del Congreso Mundial de la Paz, celebrado en la Salle Pleyel de París.

Lo anterior es motivo suficiente para que las instituciones culturales, los museos respectivos y las universidades programen actividades que rememoren esos significantes lazos, así como precisar y destacar las transferencias y herencias culturales generadas.

Enrique Solanich Sotomayor