Ocurrió a los 10' del primer tiempo, recién comenzado el partido.
Tres conceptos para el momento: decisivo, trascendental y amargo. Usted elige el orden. Le digo el mío: decisivo, transcendental y amargo. Pero no perdamos lo que después falta: tiempo.
Sudamericano de Colombia, primera fase, estadio del Deportivo Cali, en el sector de Palmira, gran recinto y pocos espectadores, para un encuentro entre el campeón vigente, Ecuador, y nuestra Sub 20, plagada de joyas, rubíes, jades y habrá algunas esmeraldas. Seamos tolerantes y modernos.
Y partamos por los nombres y apellidos que apenas deberían saberse, pero importan. Los dos colombianos. El árbitro Carlos Ortega y el guardalíneas John Gallego. Me lo podría repetir: John Gallego. Entonces, se lo corrijo de inmediato: Jhon Gallego. Por ahí parte todo.
A los 10' del primer tiempo, gran tiro de Vicente Coné. Perdón, de nuevo estamos mal. Rectifiquemos y aclaremos, que para eso no hay como el periodismo, deportivo o no: ¿con “é”? No, con “elli”. No es Coné. Es Conelli. Bueno, gran disparo del muchacho Vicente Conelli que milita en Unión Española, azota el travesaño y rebota dentro del arco y a centímetros de la línea de tiza blanca. Se vio desde cualquier lado del estadio, fue evidente: gol. Y desde cualquier sitio del mundo, también desde Santiago del Río, del Estero o de Chile.
Vamos al detalle, pero claro, acá ya estamos mal: no se puede. No hay detalle. No hay VAR. Por lo tanto, no se comprueba ni ratifica lo que se ve claramente en las imágenes: gol.
A los 10' del primer tiempo. Gol fantasma, gol incorpóreo, gol espiritual. Gol, porque traspasó la línea, pero don Carlos Ortega, el bendito que te dije, no lo vio y por eso no lo cobró, si es que pensamos bien, porque podríamos pensar distinto según la experiencia sabida y vivida, ojo con eso, y son tantas las veces que nos han perjudicado. Son incontables. ¿Una más? No nos extrañaría.
Lo que fue malo con el soplapitos lo fue con el pisarrayas del fondo, que pese a estar bien parado en la punta del córner no hizo lo que correspondía, esto es, correr hacia el centro de la cancha señalando la verdad evidente: entró y fue gol, a los 10' del primer tiempo, pero se quedó estático y no lo vio ni marcó. La pregunta es pertinente: ¿no te pesa la conciencia, Jhon Gallego?
Sigamos con el análisis, porque la Sub 20 habría derrotado a Ecuador por 2 a 1, por lo demás, un marcador justo por oportunidades, desplante y juego.
En vez de un punto, podrían haber sido tres. Y en un torneo corto del tipo aquí te pillo y acá te mato, claro que son fundamentales los puntos birlados y burlados.
En vez de la justicia, nos vamos con la sensación, perdón, las cosas por su nombre: con la evidencia de haber sido testigos de una injusticia.
Ocurrió a los 10' del primer tiempo, recién comenzado el partido. Y por ese momento decisivo, trascendental y amargo, vestimos de luto y desazón, y de rodillas preguntamos: ¿por qué a nosotros, Señor?
Así somos de inútiles.