El fútbol chileno retoma el camino en su temporada 91. Un mercado que no ofreció grandes nombres, porque la situación económica del país se refleja en los clubes que enfrentan un escenario con incertidumbre. La violencia en las canchas es la mayor dificultad, aunque en un plano similar se inscribe la carencia de recintos en Santiago por la remodelación del Estadio Nacional y de San Carlos de Apoquindo. Todos tendremos que disponer de paciencia y se requerirá la generosidad de quienes sí poseen cancha.
El retorno de Magallanes añade un condimento afectivo. La “Academia” vuelve a Primera División tras 36 años con un proyecto estable y de objetivos claros. La clasificación a la fase inicial de la Copa Libertadores es un botón, después de ganar la Copa Chile. El otro cuadro que ascendió también resalta. Deportes Copiapó debuta en la serie mayor, luego de la desaparición de Regional Atacama, uno de los ejemplos del pésimo manejo de las corporaciones deportivas sin fines de lucro que sucumbieron en la década de los 90 y comienzos de este siglo.
La expectativa, como siempre, estará en los tres grandes. Colo Colo, sin buscarlo, vive un proceso de transición ante la partida de Juan Martín Lucero, el mejor jugador de la temporada anterior. El sorpresivo alejamiento del mendocino obligó al Cacique a salir al mercado cuando los planteles del continente estaban casi sellados. Encontrar opciones resulta complejo. Si a eso se agregan las desvinculaciones de Óscar Opazo, Gabriel Suazo y Gabriel Costa, la sensación es que Gustavo Quinteros deberá armar un equipo nuevo.
Universidad de Chile entendió que el periodo de pases no se define entre amigos en un asado o por lo que diga un iluminado, que en cada una de sus intervenciones dejaba en claro que no sabía si la pelota daba bote o no. Además, se dieron cuenta de que no podían seguir con negocios que perjudicaban la política deportiva institucional. Aparte de verse feo, casi los llevó al descenso. Los pingos se ven en el verde césped, pero Leandro Fernández, Matías Zaldivia, Federico Mateos, Cristopher Toselli, Juan Pablo Gómez y Nicolás Guerra ofrecen antecedentes suficientes para mejorar la base de 2022. Mauricio Pellegrino en la banca es un entrenador que se sostiene por sí solo.
En Universidad Católica remozaron el plantel con figuras de jerarquía. El ciclo ganador de 2016-2021 llegó a su fin y era necesario renovar. Eugenio Mena, Guillermo Burdisso, Franco di Santo, más el retorno de Alexander Aravena y la incorporación de Byron Nieto proporcionan a Ariel Holan más variantes, aunque sumar un volante mixto parece prudente.
El torneo tendrá el nombre de una casa de apuestas, que invirtió 2,5 millones de dólares, muy superior a los 500 mil de la divisa estadounidense que aportaba la AFP que auspició hasta el año pasado. La pregunta surge de inmediato: ¿tan poco vale nuestro campeonato? ¿solo eso está dispuesto a pagar el mercado por patrocinar el torneo nacional? Subir la puntería es un desafío de una actividad que no puede seguir dependiendo del maná que vino de las casas de apuestas y la televisión.