Señor Director:

Ningún ciudadano ignora lo que sucede con el ingreso masivo de personas al país por el norte. Entre ellos, honorables ciudadanos de países vecinos que buscan mejores horizontes en el nuestro y son bienvenidos. Camuflados entre ellos, delincuentes de todo tipo y de máxima audacia y crueldad que han cambiado el rostro del crimen en Chile y aumentado los índices en muchos aspectos del delito.

Todos sabemos, igualmente, que las fronteras están desprotegidas y las nuevas medidas no garantizan que sean resguardadas en un futuro cercano, pues las facultades de los militares que trabajarán en ello pueden ser, como en el sur, limitadas en extremo.

Si medios de comunicación audiovisuales instalaran puestos informativos permanentes en los pasos más abusados, desde donde salen buses que llegan a diario hasta la capital con su carga de inmigración ilegal, el problema terminaría muy pronto, pues con información permanente de radios y canales de televisión los ciudadanos formarían realmente opinión pública y obligarían a retroceder el fenómeno que nos carcome. Una radioemisora o canal bastaría.

La sanción social haría entender a las autoridades sobre lo que hay que hacer, especialmente tratándose de medios de comunicación que frecuentemente hacen de banderas de la descentralización y el respeto a las regiones. Con el norte y el sur ese respeto no existe.

Edgardo Marín
Periodista