Filadelfia es una gran ciudad. Quizás la recuerda por la corrida de Rocky Balboa que concluye con su épica subida por los escalones que dan al Museo de Arte. Pero Filadelfia ofrece mucho más que la conexión cultural con un personaje de ficción. Es un lugar rico en historia republicana. Es donde se forjó parte importante de los EE.UU.
No fueron fáciles los primeros años del país más rico del planeta. Su organización inicial era simplemente un desastre. Sin Poder Ejecutivo ni sistema judicial adecuado, una débil confederación de 13 estados trataba de ponerse de acuerdo en la segunda mitad del siglo XVIII. Y es que luego de la Declaración de Independencia firmada en Filadelfia (1776), los Artículos de la Confederación (1777) habían creado un desorden institucional de proporciones. El descalabro era tan evidente que había que repensar la organización del país. Se estima que su PIB per cápita era inferior a US$ 2.500 de hoy.
Fue nuevamente en Filadelfia, 11 años después de la Independencia, en donde se escribió y firmó la Constitución que hasta hoy rige en los EE.UU. En el centro del texto están el ordenamiento político, la seguridad nacional, la promoción del bienestar general, el derecho de propiedad (1791), entre otros principios. Costó poner a todos de acuerdo. De hecho, como parte de la negociación, la ciudad más próspera del país en ese entonces, Filadelfia, quedó transitoriamente como la capital de la nación (1790-1800).
¿Fue el texto suficiente para promover el crecimiento? Es un tema debatido. El nuevo orden, si bien superior, no evitó que durante la primera mitad del siglo XIX los estados gastaran como locos, acumulando deudas sin financiamiento futuro. Por ejemplo, en 1841 Pennsylvania, donde se ubica Filadelfia, tenía pasivos por US$ 36 millones, 18% del total nacional. El incumplimiento de esas obligaciones generó otra crisis mayor.
El entuerto financiero solo se arregló con mejor institucionalidad (América Latina nunca aprendió esa lección). A partir de 1842, las constituciones locales obligaron a cuadrar gastos con ingresos. ¿Mayor expendio? Claro, pero había que aprobar nuevos impuestos por mayoría electoral. En Pennsylvania los cambios se hicieron efectivos en 1857. Hoy día su PIB per cápita es de US$ 55 mil, más de dos veces el de Chile. Nada mal.
Así, el progreso de los EE.UU. fue el resultado de un arreglo institucional bien pensado. El respeto de las reglas del juego y pragmatismo de quienes lo lideraron fue central. Nadie confundió fantasía y realidad.
¿Por qué traer a colación esta historia en el primer día de 2023? Por la preocupación de cierto realismo mágico que se detecta en el ambiente local. Obvio que Rocky y Apollo nunca pelearon en Filadelfia, pues es una película. Por supuesto, catalogar a 12 condenados como “jóvenes que no son delincuentes” es también ilusión. ¿No atenta ese nivel de confusión contra la posibilidad de dialogar y conducir acuerdos? El nuevo proceso constituyente no tendrá margen de error. Otro fiasco y no quedará otra que apreciar el desarrollo en un cine o frente a la TV. Eso sí que no es ficción.