Esta semana se firmó un acuerdo político que podría convertirse en uno de los pactos más importantes de la historia chilena reciente. Pero nadie hizo mucha fiesta al respecto.
Y se entiende, porque ninguno de los firmantes quedó plenamente satisfecho con el resultado. Eso es una buena señal, supongo, porque da cuenta de que hubo que hacer renuncias. Ningún político presente en las conversaciones se pudo salir con la suya, cuestión que no deja de provocar placer a algunas personas.
Pero es cierto que entre los partidos signatarios hay unos más descontentos: el Partido Comunista y algunas de las fuerzas del Frente Amplio. El Partido Comunes, por ejemplo, ya está “arrastrando el poncho” con el acuerdo (así se decía en mi pueblo cuando alguien asumía de mala gana algo, y andaba como cabizbajo, agachado, curcuncho… arrastrando el poncho). Para esa colectividad, el acuerdo supone “excesivos tutelajes” y “límites a la participación”. El Partido Comunista, en tanto, ha sido un poco más melodramático para reaccionar al acuerdo que ellos mismos firmaron. “No estoy feliz con el acuerdo, no me da para salir a celebrar”, confesó Karol Cariola, diputada ícono del PC.
Y como KC (sí, sus iniciales son como las del líder de la Sunshine Band) es locuaz, se preocupó de desnudar las razones de su desánimo frente al nuevo proceso que se abrió a partir de este martes: “Después de la revuelta popular de octubre, las posibilidades de conversación, de diálogo, eran absolutamente distintas a las que tenemos hoy. Teníamos una posición de fuerza desde la movilización social que nos permitía incentivar un proceso constituyente mucho más profundo”.
La diputada y su partido para estos efectos se sentían cómodos en ese contexto de disturbios callejeros, pero todo cambió después del plebiscito del 4 de septiembre: “esas condiciones hoy no las tenemos”, confesó.
Otros miembros del PC, como Daniel Jadue, han profundizado en este asunto planteando que si bien en la situación actual no se pudo conseguir más, ya llegará el momento de intentar de nuevo ir por lo óptimo. “Cuando el pueblo vuelva a movilizarse”, creo haberle escuchado en una radio.
Es decir, el histórico acuerdo firmado por casi todos los partidos políticos esta semana, que será la semilla fundamental de la próxima Constitución Política de la República de Chile, podría durar hasta que el PC logre una nueva “revuelta popular”, usando la terminología de KC.
Es decir, ¿para los comunistas este nuevo proceso constituyente solo sería un “intermedio” entre estallido y estallido?
Cada vez que se habla de contratos, acuerdos y pactos a mí se me viene a la mente la frase con la que Chile inició su defensa en La Haya frente a la demanda marítima de Perú: “Pacta sunt servanda”, es decir, los acuerdos son para ser cumplidos o “lo pactado obliga”.
Pero esta vez, al ver la reacción de algunos sectores de la izquierda dura, se me vino a la mente otra frase, que le escuché a Charles Bronson en la película ochentera “El Justiciero de la Noche”: “Si no cumples con lo pactado, puedes esconderte en el infierno”.