Señor Director:

No tengo interés en generar uno de esos agotadores intercambios de cartas en que los participantes reiteran una y otra vez sus argumentos. Sin embargo, la respuesta de Genaro Arriagada (ayer) me lleva a intentar poner algo de luz, desde mi perspectiva, a nuestra diferencia de apreciación sobre un aspecto específico del proceso constituyente.

El argumento esgrimido por él es que el sistema electoral, especialmente aquel con que se elige a los senadores, produce una sobrerrepresentación de la derecha. Sistemas electorales hay casi tantos como democracias existen en el mundo, cada uno busca distintos objetivos, en pos de los cuales muchos sacrifican en algún grado la fidelidad de la representación.

Por su parte, el Estado Democrático de Derecho es un conjunto de reglas e instituciones que buscan, en última instancia, evitar el uso arbitrario del poder conformando un orden social seguro y libre para las personas. Pero esto supone fidelidad a las instituciones y sus procedimientos, que no pueden usarse o desecharse en función de la conveniencia de cada sector en situaciones particulares.

No es compatible con la lógica de un orden democrático evaluar si el Congreso puede ejercer su potestad constituyente en función de cuán favorecido por el sistema electoral resultó un sector político. Esto sería reintroducir el arbitrio precisamente de donde se busca expulsarlo con todos los medios posibles.

Lo concreto es que este es nuestro sistema electoral, que fue establecido en un régimen plenamente democrático, que todos compitieron conociéndolo y que las elecciones se hicieron en igualdad de condiciones, con plenas garantías y con una inmensa pluralidad de candidatos. Por eso, aunque Genaro asegure que no pretende dejar afuera a la derecha, y estoy cierto que lo dice plenamente de buena fe, no puedo sino discrepar de su razonamiento, porque me parece contradictorio con su intención.

Gonzalo Cordero M.