Para todos los efectos competitivos y estadísticos Chile no está en el Mundial, pero no se diga que no ha estado presente. Claro que hemos estado y esa presencia la ha marcado Ecuador con los carteles de sus seguidores. “¿Cuándo juega Chile?”, decía uno. El cuento llegó hasta ayer, gracias a Senegal, pero fue molesto y algunos aficionados chilenos, en el colmo de la “gileza”, propusieron reclamarle a la FIFA.
La vergüenza se la debemos a la dirigencia recién reelegida, que quiso beneficiarse de una trampa cometida por Ecuador con la inscripción de Byron Castillo. La denuncia estaba bien, pero pretender llegar a Qatar en lugar del infractor era otra cosa. Y nuestros luminosos directivos, aprovechando el Mundial, han terminado por aprovechar de normalizar la presencia de representantes de jugadores en la propiedad de los clubes profesionales chilenos. Nada peor puede sucederle a la organización que permitir esta aberración.
Conozco a tres chilenos, periodistas los tres, que pueden ver dos, tres y más partidos al día. Y pueden ver más y luego seguir leyendo revistas especializadas de todas las épocas. Yo no puedo tanto, tal vez dos en caso necesario, tres resúmenes y cinco cortos de goles. ¿Cuatro partidos? No. Ahora bien, el próximo Mundial lo jugarán 48 equipos. Una exageración que bordea el ridículo. ¿Y cuántos partidos diarios serán programados? ¿Quién los verá y comentará todos? Muchos, seguramente, limitándose a comentarios generales. Absurdo. Ahora en Qatar seguirán en carrera 16, que era el total de competidores en 1962, seguramente poco. Pero se les ha pasado la mano.
Y nosotros no nos quedamos atrás. En estos días se estuvo discutiendo aumentar el número de extranjeros en nuestros planteles y considerar “nacionales” a los extranjeros con más de tres años en nuestros campeonatos. Y, por último, volver a los campeonatos cortos, con playoffs y todo eso que tanto costó dejar atrás. Felizmente el Sifup sacó su mejor comunicado de los últimos 25 años oponiéndose a la insensatez y el asunto no pasará.
Cuando el histórico belga Kevin de Bruyne dijo en Qatar “estamos viejos y los nuevos no son tan buenos”, no faltó el que preguntó en las redes: “¿Qué dirá Vidal?”. Ese es el tema de estos días: “La Renovación”, como fue en los años 60 “La Reestructuración”. Cada país y cada época vive su particular realidad. Por ejemplo, después del partido con Alemania, Luis Enrique defendió a sus veteranos Sergio Busquets y Jordi Alba (este, notable) diciendo que “no los traigo para pasar el rato, sino porque son espectaculares”. Cada uno lleva sus años lo mejor que puede.
Algo que pasa en Chile y no en Qatar. Allá los jugadores no rodean al árbitro cuando este avisa que va a consultar el VAR. Acá basta que haga el gesto para se arme una escandalosa y acosadora batahola.
Algo hubo ayer parecido a Chile: la dificultad de Estados Unidos para convertir. Fue muy superior a Irán, pero apenas hizo un gol y eso casi no le alcanza: en el minuto 9 de agregado quedó sin sanción ni VAR un penal en su área. Mucho sufrimiento para tanta superioridad (Y hasta ahí llega su parecido con la Roja…).