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Cartas
Martes 29 de noviembre de 2022
“La mejor fórmula”
Señor Director:
En la reflexión sobre la mejor fórmula para redactar una nueva Constitución el profesor Domingo Lovera, en carta de domingo, plantea contrapuntos a los que bien vale la pena atender.
He sostenido que el mejor procedimiento será el que más consenso reúna. Esto pues tal decisión no es una cuestión de principio, sino que prudencial. Que la decisión sea prudencial implica que no hay, en las actuales circunstancias, un camino normativamente superior, sino que el mejor será aquel que inspire la recta razón de lo posible. Y, podemos suponer, reflejo de ello será el consenso que esperamos alcancen las fuerzas políticas. ¿Por qué no es una cuestión de principios? Porque el proceso suele ser funcional al objetivo y este es hoy —en nuestro país— reemplazar la Constitución por un texto que permita resolver el problema constitucional.
El profesor Lovera sostiene que me contradigo cuando agrego que el consenso debe mantenerse dentro de márgenes de representatividad razonables. Nada de eso. Parto por advertir que no he querido formular una máxima absoluta de consenso aplicable en todo momento y circunstancia. Mi planteamiento tiene pretensiones más sobrias. Simplemente he querido sostener que, en las circunstancias actuales, considerando el contexto y el objetivo, el estándar para evaluar las propuestas sobre la mesa es el del mayor consenso posible porque todas mantienen esos grados de representatividad razonables. Y ello pues, como enseña tanto la teoría democrática como los procesos constituyentes comparados, un estándar básico de democracia se satisface con sistemas de elección directos, indirectos o con fórmulas que los combinen.
Por último, quiero insistir en un punto que el profesor Lovera concede a medias. A mi juicio, al menos en su primera etapa, será un plebiscito de salida masivo y unificador el gran momento legitimador de una nueva Constitución (que no fue el caso de la experiencia de 1980, como recuerda Lovera). Y, como espero hayamos todos aprendido, el resultado de ese plebiscito no depende de si el órgano que redacta el nuevo texto es o no 100% electo, sino que posiblemente mucho más de su cultura deliberativa y del contenido del nuevo texto. Olvidar eso es repetir la historia.
Sebastián Soto
Profesor Derecho UC