El psicoanálisis se puede leer o interpretar de muchas formas. Una de ellas es verlo como un procedimiento en el que el terapeuta ayuda al paciente a reescribir su historia, a recomponerla en términos de que el pasado no permanezca como una carga que esclavice su futuro. En “The Wonder”, la última película del chileno Sebastián Lelio, hay dos historias que se están reescribiendo en un sentido que podría leerse como psicoanalítico: la de Lib Wright (Florence Pugh), enfermera inglesa, y la de Anna O'Donnell (Kíla Lord Cassidy), niña irlandesa que Lib debe observar antes que cuidar, contratada para ello por un comité de sacerdotes y hombres notables de una pequeña villa en la Irlanda de 1862. Todo se debe a que Anna lleva aparentemente cuatro meses sin comer, lo que muchos ya están interpretando como una suprema intervención divina.
Lelio establece explícitamente, en cómo abre y cierra la cinta, que lo que vemos es “solo” una historia. Para ello comienza mostrando un set de filmación, que luego, en un plano continuo, nos lleva hasta el interior del barco donde viaja Lib hacia Irlanda. Una voz, mientras tanto, nos invita a entregarnos al relato que comienza. Más adelante, llega un periodista (Tom Burke) a contar la historia de Anna, hombre que también tiene una historia personal, terrible, anclada en la villa y en la gran hambruna de la papa que azotó Irlanda entre 1845 y 1849. A la vez, poco a poco nos enteramos de que Lib perdió a un hijo y varias noches a la semana le rinde una ceremonia personal con láudano o un narcótico semejante. A su vez, como buena hija de la Ilustración, intenta descubrir a qué se debe el ayuno de Anna; cuál es su causa original, su historia. Las cadenas del pasado, ocultas a primera vista, comienzan entonces progresivamente a aparecer y manifestarse como amarras de cada uno de los personajes.
La sensación de que nos sumergimos en los meandros del inconsciente se refuerza mediante dos recursos propiamente cinematográficos. Uno es la forma en que la cinta aprovecha los interiores de las pocas casas de campo irlandesas a las que tenemos acceso, espacios que se filman como abigarrados pese a su rusticidad, de techos bajos y ventanas chicas y escasas, apenas iluminados por velas, por la chimenea o por lámparas de parafina, con murallas de tonalidades indefinidas, de textura brillante, que cambian de color de acuerdo con las atmósferas y los estados de ánimo, casi como reflejos subjetivos de los personajes. De ellos, los principales espacios están en un segundo piso, metáfora cinematográfica habitual para insinuar o evocar al inconsciente. Un segundo recurso es el uso del campo irlandés, aquí una suerte de tundra húmeda, de musgos y líquenes que varían entre el verde opaco, el café oscuro y un denso morado, espacios abiertos, solitarios, algo extraterrestres, casi abstractos. Casi no hay en la cinta, no es raro, espacios urbanos, civilizados, ordenados por la razón o la ley.
Como en cintas anteriores de Lelio, la familia es un lugar claustrofóbico, incluso algo perverso, que ciertamente asfixia y constriñe al individuo. Como es frecuente en sus cintas, también, los hombres son débiles, torcidos o desempeñan un papel lastimoso. La excepción es el periodista, una persona sensata y ponderada, pero que, como personaje, no tiene la densidad necesaria para pararse mano a mano junto a Lib, que es muy potente y un héroe en propiedad. El cine de Lelio, es cierto, parece más cómodo entre mujeres. En lo que pasa entre Lib, Anna y su madre (Elaine Cassidy), cruces de miradas y de silencios plenos de connotación, hay una tensión que hace vivir la pantalla.
“The Wonder” es ciertamente una película inteligente, quizá algo gruesa en cómo describe al catolicismo rural irlandés, como si se tratara de la plena Edad Media en lugar del siglo XIX, pero logra llevar al espectador por un viaje que posee muchas de las exigencias y dolores de enfrentar el pasado, reconocerlo, dejarlo ir y comenzar de nuevo. Puede tratarse del mejor logro de Sebastián Lelio hasta la fecha.
The Wonder
Dirigida por Sebastián Lelio.
Con Florence Pugh, Tom Burke y Kíla Lord Cassidy.
Irlanda, UK y Estados Unidos, 2022, 108 minutos.
En Netflix.
DRAMA/THRILLER