Creo que se elimina con mucha prisa a los candidatos al título de campeón mundial. Hubo varios, demasiados, que sacaron a Argentina de esa breve lista tras su impensada derrota ante Arabia Saudita. ¡Por favor!, si era el debut. Además, hay que considerar que la Albiceleste no perdió presencia ofensiva, apenas desdibujada por la nueva apreciación del fuera de juego, que puede inhabilitar a un atacante por una costra en una rodilla.
Lo más importante fue la reacción de Messi, llamando a la calma y sin discutir el resultado, mientras hinchas reclamaban porque “nos robaron” y un relator decía “nos están matando a patadas”.
Y lo más importante de todo: el tremendo partido de los árabes, en corazón, en resistencia y en su ejecución de un fútbol avanzado bajo la mano de un entrenador francés cuyo nombre ya estará sonando en oídos de dirigentes sudamericanos. (A propósito: antes del pitazo inicial en Qatar, Chile mostró mejorías notorias en Bratislava, las suficientes para dejar tranquilo un rato a Berizzo).
Arabia sacó del pozo en que Qatar e Irán habían dejado al fútbol asiático, que luego subiría a alturas insospechadas con el triunfo de Japón sobre Alemania, otro favorito al que se apresuraron a bajar del podio, aunque también mantuvo vigencia ofensiva y mostró una escala de peldaños notables en Rudiger, Gundogan y Musiala. (El técnico sacó al volante y quebró al equipo). Japón, ahora y con razón, se encarama cerca de los favoritos.
Siempre hemos tenido confianza en Japón, porque siempre ha mostrado progresos en un esquema de orden, velocidad y resistencia. El gol del triunfo, de Asano, fue de una belleza explosiva, aunque en esa acción no haya sido Neuer el mejor arquero del mundo.
La FIFA ha resuelto que se agregue todo el tiempo no jugado y se están produciendo alargues que han parecido excesivos. Como ni el público ni los relatores ni todos los comentaristas cronometran el juego, puede que sean justos esos alargues interminables.
Pero a la FIFA no la manda nadie, salvo Qatar, y ese mandato siguió Infantino, que tiene la misma cara de palo del que le dije, prohibiendo a las federaciones que sus capitanes usaran el brazalete con el arcoíris de la diversidad sexual. Se supone que la FIFA no hace diferencias religiosas, pero, bueno, todo tiene su precio.
¿Novedades? Más bien confirmaciones, como que cada vez hay menos espacios en la cancha, que aumenta la velocidad para rearmar defensas y ataques, que en los equipos surcoreanos los seleccionados son casi todos Kim (aunque cada vez sacan centrales más altos). Anduvo algo más cerca Uruguay en este duelo.
¿Un resultado injusto, si es que existen los resultados injustos? Uno: la derrota de Canadá ante Bélgica, que tampoco debe ser borrado como favorito. Ni subir al podio a Inglaterra, que cualquier día se desinfla.
¿Brasil? Del campeón hay que hablar después de que le entreguen la Copa…