Hoy empieza el Mundial de Qatar, pero mejor partir por el costado y con otra historia: por la ribera, la orilla y el ala. Por el lado.
Con una historia que acaso un antropólogo, con especialidad en etnografía, y también con los saberes de la etnología, nos podría desentrañar.
Las primerísimas grandes movidas del fútbol chileno se conectan con lo sucedido al comienzo de la temporada pasada: Mauricio Isla, el histórico lateral, dejó el fútbol brasileño y arribó a Universidad Católica.
¿Fue decisivo desde su posición y clave en los resultados de la UC?
Eso lo dirán los que saben, pero lo de ahora sigue la huella, porque en el presente mes, con algún bombo y un par de platillos, la verdad sin tanta algarabía ni celebración, se supo que Universidad de Chile contrató al lateral derecho de Curicó, Juan Pablo Gómez, hombre de 31 años y vigente, por supuesto.
Y la UC no ceja en su empeño por lograr un acuerdo con Eugenio Mena, lateral de Racing de Argentina, para que regrese al país que lo vio nacer.
¿Tendrá esto algún significado cultural y acaso un carácter simbólico? Que el interés primordial sean los laterales. Significado para la construcción de realidades, mitos, temores y visiones de mundo.
¿Por ahí parte el fútbol chileno: por los laterales?
¿Desde esa posición se ganan partidos y se distribuye el planteamiento, organiza, lidera y construye un equipo?
¿De acá se debería analizar la mentalidad del actual fútbol chileno?
Un fútbol a tropezones y discontinuado, desde luego irregular y tantas veces endeble.
Será acaso una manera de ver la cancha y sus desniveles, por tanto una demostración del inconsciente, y de tantos actos fallidos, síntomas neuróticos y sueños repetidos y nunca cumplidos.
Partir por el borde.
Partir como que no quiere la cosa y disimuladamente.
Partir por los laterales, en algún momentos engalanados con lo de lateral volante, pero en la antigüedad, por lo general, el 2 o el 4, se iniciaron como 7 u 11, y de a poco, partido a partido y consejo a consejo, el profe o los profes, los fueron bajando y aconsejando, porque ese era el puesto ideal para alguien con esas características.
Así es como salían de las canteras, algo que cambió de nombre, pero en los viejos tiempos era una gran metáfora, porque en ese lugar duro como la piedra, donde abundan el barro, minerales y áridos, mezclados con terrones y raíces, se pica y busca, muele y escarba, hasta que finalmente se descubre al bruto que será diamante o rubí o al menos gema vistosa, pero, en fin, con esos atributos se ganará la vida. Y si es lateral o puntero, dará lo mismo, pero esa es otra historia.