Las bajas pensiones son un problema que debemos resolver de manera urgente. Para ello se necesitan sin duda mayores aportes.
La propuesta de pensiones presentada por el Gobierno no recoge las preferencias de avanzar en un sistema de capitalización, sino que se inclina por un aumento de la cotización a un sistema de cuentas nocionales y un alza en la pensión por residencia. Mi opinión técnica es que este “experimento” conlleva demasiados riesgos e incertidumbre asociados, en momentos en que la combinación de alta inflación y bajo crecimiento hace prever un aumento de la informalidad en el mercado laboral.
No olvidemos que en Chile la informalidad duplica la media de la cifra de la OCDE, organización con la cual tanto nos gusta compararnos. No menos importante es que en ninguna parte de la propuesta se menciona cuál es la tasa de reemplazo que se pretende alcanzar y se introduce un componente de reparto, sistema que como ya sabemos ha demostrado ser visto por el trabajador como un impuesto en vez de un ahorro para su vejez y como tal tiene aparejada una mayor tasa de evasión.
La reforma restringe además de manera importante la libertad de elegir quién administrará los recursos nuevos al establecer que será el Inversor de Pensiones Público y Autónomo el organismo a cargo.
Quiero detenerme en el tema de las cuentas nocionales, ya que me parece demasiado importante.
Los hechos muestran que los sistemas de pensiones de reparto, con el correr de los años, debido entre otras cosas al aumento en la esperanza de vida de la población, han mostrado déficits crecientes. En aquellos países que no han podido incorporar mejoras o cambios en la forma de elementos de capitalización individual, el camino ha sido la adopción de cuentas nocionales como manera de financiar la transición mientras se implementa el sistema de capitalización individual. Por lo mismo y dado que el sistema de pensiones chileno está basado casi en su totalidad en un sistema de capitalización individual no me parece adecuada la introducción de las cuentas nocionales.
La realidad además es que en los esquemas de cuentas nocionales no se genera una acumulación real de fondos, sino que se anotan las cotizaciones de cada trabajador en cuentas individuales ficticias, las que sirven como guía para calcular su pensión, en base al capital acumulado nocional o “ficticio”, multiplicado por un factor de conversión que contempla la esperanza de vida y el rendimiento (hipotético) de los fondos, entre otros factores.
El dato que mata el relato es que los países que han adoptado estos sistemas nocionales se caracterizan por tener una alta tasa de cotización, que en algunos casos triplica la cotización promedio existente en los sistemas de capitalización individual de los países latinoamericanos. Mención aparte merece la existencia del riesgo político de que los fondos sean usados para propósitos diferentes a los del sistema, y finalmente a nivel de inversiones es importante mencionar que el cálculo de la rentabilidad se basa en una tasa de interés ficticia, anclada a parámetros del pasado y no a los parámetros de mercado.
Por todas estas razones, la migración desde un sistema de capitalización individual hacia uno de cuentas nocionales supone a todas luces un retroceso y una importante pérdida para los futuros pensionados. Finalmente, me parece que la lógica de las cuentas nocionales es aún más compleja de transmitir y entender en comparación con el esquema actual de los multifondos que aún varios cotizantes no entienden lo que implica en materia de riesgo y retorno.
El foco de la reforma debiera haber sido el aumento de la tasa de cotización individual y el reforzamiento de elementos focalizados como el Pilar Solidario o la PGU, pero se optó por introducir el elemento de las cuentas y la rentabilidad nocional.
Incluso en lo que respecta a la PGU, a mi juicio la propuesta también va en la dirección equivocada al quitarle focalización a este instrumento. Ya en julio de 2022 el 48% de los recursos destinados al pago de pensiones, es decir, casi el 0,5% del PIB, correspondía a beneficios pagados con impuestos generales, lo que da cuenta de que la solidaridad existe en el sistema actual.
En resumen, se necesita una reforma del sistema de pensiones que mejore las tasas de reemplazo. Sin embargo, en la propuesta se introduce el sistema de cuentas nocionales, que fueron creadas para enfrentar la transición entre los sistemas de reparto a sistemas de capitalización y se quita focalización a la PGU. No son necesarios más opacidad, riesgo e inestabilidad en el sistema de pensiones.
Gabriela Clivio
Economista, CFA, CAIA. Socia del Centro de Estudios Democracia y Progreso