¡Y empieza el Mundial de Qatar! Con qataríes disfrazados de hinchas argentinos, brasileños y de todas partes desfilando por las calles de la capital de la riqueza. Nosotros vemos eso y veremos el fútbol por la televisión abierta y por la de pago. O sea, con más tele que cuando vamos con nuestra selección a competir.
Creímos que nunca volveríamos a estar fuera de un Mundial porque estábamos convencidos de que la calidad de la generación dorada era heredable. Pero no era así y ahora está en tela de juicio la heredabilidad de todos los bienes que alguien pueda llegar a tener. Aunque, de todos modos, tenemos aún a algunos dorados en acción, como Arturo Vidal, Claudio Bravo, Gary Medel y Alexis Sánchez, citados para enfrentar este miércoles a Polonia en partido amistoso.
Como sea, este que llega es el Mundial más discutido de la historia. Desde su elección como sede, que nadie duda que el emirato se la compró a la FIFA. Hasta Blatter, que cada cierto tiempo saca el habla, ha dicho en estos días que la elección fue un error. También es inédita la acusación de que en la construcción de sus estadios se empleó a trabajadores extranjeros en condiciones de esclavitud y tortura, con muertes incluidas. Entre las excentricidades está que este Mundial ha afectado la programación de las demás competencias futbolísticas por la época en que se jugará, inédita también. En fin, una Copa del Mundo muy especial.
Pero no todo está mal en el fútbol nuestro. Al contrario, estamos entrando en una etapa que bien podría ser la antesala de la gloria, pues se ha reelegido a las autoridades centrales, lo que hace entender que lo han hecho muy bien. Para la gran mayoría de los que entienden del tema se trató más bien de un mandato desastroso por su anarquía, desorden e incumplimiento. Lo que significa que estaba todo el mundo equivocado, salvo los que eligen a sus propias autoridades. Ellos, sin duda, saben lo que nadie más sabe.
Lo que sabremos pronto es el estado de nuestro seleccionado en la etapa dirigida por Eduardo Berizzo. No es broma enfrentar a Polonia, que precisamente se despide para viajar a Qatar. Es un equipo clasificado que siempre asusta con Lewandowski a la cabeza, aunque sea un amistoso. Pase lo que pase en el partido, las clasificatorias para el Mundial 2026 están a la vuelta de la esquina y habrá que encararlas con el actual plantel y cuerpo técnico.
Y para el siguiente Mundial, seguramente seremos locales, junto con Argentina, Paraguay y Uruguay. A todos nos parece una locura que Chile esté en ese grupo coorganizador, pues no tiene siquiera estadios a la altura de tamaña exigencia, pero si eso es lo que quieren las autoridades recién reelegidas, seguro que estamos todos equivocados y que España y Portugal se despidan de sus aspiraciones mundialeras: deberían saber que para nuestros dirigentes recién comienza “el segundo tiempo” de su mandato.