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Editorial
Miércoles 16 de noviembre de 2022
Nuevo sistema de medios
Nadie podrá sorprenderse de que la recomendación final sea la que se alinee con los objetivos programáticos del Gobierno.
La ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, ha intentado aclarar los objetivos y la forma de proceder en las políticas del Gobierno en materia de comunicación y libertad de expresión. En esa línea, se ha referido a la idea de crear un nuevo sistema de medios públicos como un “desafío programático” —si bien es autoimpuesto— que se encuentra “pendiente”. Concentra ahora la atención la “mesa de trabajo” instalada a partir de un convenio suscrito con tres universidades —seleccionadas sin más argumento que su carácter estatal—, la que ha concluido su fase de audiencias, a continuación de la cual realizará un diagnóstico para luego formular propuestas en materias como pluralismo y apoyo a “medios no tradicionales”. Pero todo sugiere que estas propuestas serán dirigidas por la propia autoridad, que ha estado presente desde la formulación de la idea —anunciada por el Presidente Boric en su cuenta pública— hasta la selección del modo de trabajo. Además, sus discusiones preparatorias se desarrollan en instalaciones de gobierno bajo la atenta mirada de los funcionarios del Ministerio Secretaría General de Gobierno.
La ministra ha explicado que la selección de universidades encargadas de elaborar el diagnóstico y hacer propuestas no ha seguido la lógica de una licitación, sino que “tiene una direccionalidad, desde que entendemos que hay una función estratégica desde lo público”, y aunque señala que no hay exclusiones, atribuye la falta de interés en participar de algunas instituciones, como la Asociación Nacional de la Prensa, a prejuicios y temores, más que a razones. Pero aun antes de que se iniciara el proceso, ya se sabe que lo que el Gobierno busca es crear medios locales, regionales y comunitarios con recursos del Estado. No sería sorpresivo, pues, que la recomendación final de quienes participan de la iniciativa de la Secretaría General de Gobierno sea la que se alinee con los objetivos programáticos del Gobierno de generar un Nuevo Sistema de Medios Públicos. Este —según lo definió el programa del Presidente Boric— tendría por finalidad declarada proteger un “patrimonio simbólico”, abriendo un espacio que fomente la paridad de género, la interculturalidad y donde algunos de esos medios estén orientados a los pueblos originarios y al tribal afrodescendiente, como lo señala con toda claridad el mismo documento. Para tranquilizar las aprensiones de quienes se han opuesto a tomar parte en este proceso, se afirma que cada medio público será descentralizado, con su propio directorio, administración y producción de contenidos. Solo se omite señalar que difícilmente tendrán independencia financiera, puesto que dependerán del presupuesto público, lo que permitirá un fácil control por el poder. Pero ese no es el objetivo de la prensa libre, que en palabras del propio Presidente Boric tiene como misión “incomodar al poder… pues la democracia se fortalece con pluralidad de medios, con medios que incomoden al poder”. Jamás incomodarán al poder quienes dependen de él para su subsistencia.
La ministra Vallejo pertenece al Partido Comunista, lo que facilita comprender las razones, y no los prejuicios, de quienes se niegan a tomar parte de sus iniciativas. La experiencia ha demostrado que ahí donde se impone un régimen comunista, no hay prensa libre. En nuestro continente, el ranking recientemente elaborado por la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, señala tres países como los únicos lugares donde simplemente no existe la libertad de expresión. Ellos son Cuba, Venezuela y Nicaragua. Hasta ahora no se le ha escuchado nunca, ni a su partido ni a ella personalmente, un comentario crítico de lo que sucede con los periodistas presos en esos lugares solo por el hecho de informar o, en el caso cubano, impedidos de titularse por no pertenecer al Partido Comunista. Las condiciones que se viven en Chile son muy distintas, como lo atestigua el mismo ranking de la SIP, que si bien ha revelado retrocesos importantes, confirma que todavía aquí se goza de libertad de prensa, aunque los problemas reales del ejercicio del periodismo no están siendo examinados ni menos resueltos por las actuales autoridades.