Que Chile necesita una reforma de pensiones, qué duda cabe. En efecto, hasta el año pasado la pensión mediana era apenas 40% del ingreso laboral de la persona, 30 de esos 40 provenientes de la cuenta individual, 10 del pilar solidario. Esa tasa de reemplazo (TR) era tan baja, 40%, debido a la baja tasa de cotización, la mitad de la del sistema antiguo y de la OCDE; a las lagunas e informalidad laboral; a la prolongación de la esperanza de vida; y, muy en último lugar, a las comisiones de las AFP.
Esta situación ha mejorado marcadamente con la aprobación de la Pensión Garantizada Universal (PGU) que reemplazó el pilar solidario. Ya que la mayoría de los jubilados viven en pareja, me parece pertinente calcular la tasa de reemplazo correspondiente a la pareja.
La mediana de ingreso laboral de la pareja es del orden de $1.000.000 al mes. Con la PGU (hoy en $194.000) la pareja mediana recibe $388.000 por PGU más $300.000 de sus cuentas individuales (esto último, típicamente 30% de su ingreso laboral). O sea, entre los dos reciben $688.000, lo que equivale a una TR de 69%. Si 70% fuera una meta de TR deseable (el promedio de la OCDE es de 63%), hoy con la PGU estamos a un punto de haber logrado esta meta. Y como el nuevo proyecto eleva la PGU a $250.000, de aprobarse, los actuales pensionados recibirán $800.000 al mes ($500.000 por PGU y $300.000 de sus cuentas individuales), o sea, una TR de 80%.
¿Por qué entonces subir la cotización en seis puntos? La razón es que es improbable que los fondos futuros alcancen la alta rentabilidad del pasado; además es probable que la tasa de interés futura sea menor que en el pasado, y mientras más baja esta, menor la pensión. De ahí que la TR futura ya no será 69%, como lo es hoy para la mediana de los actuales pensionados, sino que caerá en torno a 60%. Por tanto, más allá de cómo se distribuyan los seis puntos de cotización adicional entre cuentas personales y cuentas colectivas, los seis puntos adicionales son necesarios para compensar los efectos de la probable menor rentabilidad futura y caída en la tasa de interés. Estimo que con los seis puntos adicionales, más la PGU actual, la pensión mediana de la pareja que jubila en el futuro será del orden de $708.000 ($388.000 por la PGU y de $320.000 por las cuentas individuales), o sea, una TR de 71%.
Ahora bien, si a esto se agrega la propuesta de alza de la PGU a $250.000, las pensiones futuras de la pareja sumarán $820.000 ($500.000 de PGU y $320.000 de las cuentas individuales); o sea, una TR de 82%. Si bien nadie se puede quejar de tener tasas de reemplazo tan altas, la pregunta es ¿si Chile no tendrá necesidades más apremiantes que la de llevar la TR de 71% a 82%? En efecto, elevar la PGU a $250.000 cuesta del orden de US$ 1.600 millones al año. A título de ejemplo, esos recursos permitirían subir los sueldos de los profesores cerca de 50%, para así ser similares a los sueldos de las profesiones mejor pagadas como las ingenierías y poder así atraer a los jóvenes más talentosos a las pedagogías.
En vista de lo anterior, sugiero que la discusión en torno a la reforma de pensiones se centre en cuánto eleva la tasa de reemplazo cada componente de la reforma propuesta, pues al final de cuentas elevar las pensiones debe ser el objetivo central de la reforma.
Joseph Ramos
Académico Facultad de Economía y Negocios U. de Chile