Señor Director:

En el ámbito internacional, el nivel de criminalidad de un país se mide considerando la cantidad de homicidios que ocurren anualmente cada cien mil habitantes. Mientras en gran parte de Europa la media no supera los dos casos, en otras partes del mundo esta cifra se multiplica varias veces.

Chile históricamente había mantenido cifras bajo el promedio mundial, cuestión que en la última década cambió de forma radical, pasando de tener menos de tres homicidios anuales cada cien mil habitantes a llegar casi a los seis casos.

Las cifras son aún más preocupantes cuando se evidencia un sostenido aumento en el porcentaje de casos sin imputado conocido, cuestión que genera un crecimiento de la impunidad, uno de los principales factores que inciden en el incremento de los homicidios.

Como gremio de fiscales, llevamos años señalando que con la cantidad actual de fiscales —que implica uno cada 980 kilómetros cuadrados y 25 mil habitantes— es casi imposible lograr ejercer de forma adecuada las funciones investigativas y de persecución penal.

Nadie puede asegurar si ya pasamos o no por el punto de no retorno que nos llevaría a las cifras de criminalidad de los países más violentos del mundo, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que si no se incrementa de forma urgente la cantidad de investigadores y persecutores, es imposible pretender detener el sostenido aumento de crímenes, cada día más complejos y violentos.

Francisco Bravo López
Presidente

Marcelo Leiva Peña
Director de Asuntos Legislativos
Asociación Nacional de Fiscales del Ministerio Público