Jesús, con la parábola de este domingo, quiere enseñarnos "que es necesario orar siempre, sin desfallecer" (Lucas 18,1). ¿Por qué es necesario y no más bien... conveniente? Estos son las cuestiones que se preguntan algunos que tienen la piel sensible ante un adverbio terminante como "siempre".
No faltan los que ahora se preguntan, ¿hay que rezar?, ¿requiero de alguien distinto para resolver mis asuntos personales? Cuando no tengo proyectos o vivo de lo políticamente correcto, efectivamente no necesito nada ni a nadie. Y si mis proyectos están hechos a la medida de mis fuerzas y capacidades, tampoco. ¿En quién estaría pensando Jesús cuando daba este consejo tan contundente?
Es bueno leer estas preguntas en voz alta, porque en ocasiones nos podemos sorprender rumiándolas en nuestro inconsciente. ¿Quiénes comprenden que "es necesario orar siempre"?... Esas almas sencillas que no se enredan en susceptibilidades, que han emprendido proyectos que superan a los más soñadores en fuerza y capacidad, y que necesitan de otros y de Dios para ser felices y llegar a la meta.
Por eso podemos afirmar: mientras más grandes sean tus proyectos, convicciones e ideales, más necesidad tienes de rezar. Si santa Mónica se hubiera conformado con que su hijo Agustín fuera un "niño bueno", un "buen profesional"... no habría sido santa. Ella quería -como le escuché años atrás a una mamá- que su hijo fuera santo, por eso Mónica siguió rezando por él una vez que se convirtió, y hubiera seguido con mayor razón de estar viva cuando lo nombraron obispo.
Por vocación, los bautizados no hemos sido llamados a emprender empresas "políticamente correctas", sino empresas humanamente imposibles; queremos llegar con el Evangelio a todo el mundo . Entonces, ¿para qué es necesario orar siempre? Para llegar al Nepal, a toda China, Arabia Saudita, la India... etc.
Otro gran tema de nuestra oración es no "desfallecer" (Lucas 18,1), o en positivo: perseverar en la oración. Todos tenemos la experiencia de esta tentación cuando llevamos un tiempo pidiendo -como la viuda del evangelio de hoy (Lucas 18,3-5)- y no vemos los frutos: "Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec" (Éxodo 17,11).
Cuando tomamos la decisión de intentar hacer una capilla de adoración perpetua en la parroquia, rezamos durante un año, dejando al santísimo expuesto unos minutos después de cada eucaristía. Y después de dos semanas de catequesis e inscripciones teníamos más de 250 adoradores, y ¡comenzamos! Pero también este año hemos rezado por una intención diariamente y al final no salió al vencerse el plazo... ¿Por qué Señor lo ha permitido?
"Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lucas 18,8). No debemos renunciar a la oración incluso si no se obtiene respuesta. Fe y oración van íntimamente unidas: "La fe hace brotar la oración, y la oración, en cuanto brota, alcanza la firmeza de la fe" (San Agustín, Sermón 115).
Sabemos que el Señor asiste a su Iglesia para que pueda cumplir indefectiblemente su misión hasta el fin de los tiempos (Mateo 28,20), y entonces, ¿por qué Jesús se pregunta si encontrará fe sobre la tierra? (Lucas 18,8). Porque, lamentablemente, no todos perseverarán fieles y veremos bautizados a nuestro alrededor desfallecer. Así, tiene sentido ser humilde y mantenernos vigilantes, perseverando en la fe y en la oración.
Años atrás rezaba por una intención especial que nos pedía el beato Álvaro del Portillo. Después de 30 años rezando, me podía quejar, pero al mismo tiempo esa espera me había ayudado mucho a rezar más y a que creciera mi fe. Paradójicamente, los bautizados ganamos cuando vemos los frutos y también cuando no los vemos: "Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra" (Salmo 121,1).
(Lucas 18, 1;7-8)
"Les decía una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer... pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?".