En las últimas décadas, el mercado de capitales chileno ha jugado un rol fundamental en el desarrollo del país, beneficiando a personas, familias, empresas y a la economía en general. La evidencia así lo demuestra.
Las familias chilenas han podido acceder a financiamiento hipotecario de largo plazo en condiciones muy favorables e inéditas en comparación con el resto de América Latina. A su vez, la industria de fondos ha democratizado el acceso a variados instrumentos de ahorro para millones de chilenos.
Las empresas han podido financiar sus proyectos de inversión a largo plazo, favoreciendo el desarrollo del país, aumentando la capacidad productiva y mejorando salarios y oportunidades laborales para muchos. Grandes obras de infraestructura de las que todos nos beneficiamos —como autopistas y aeropuertos— han sido posibles gracias a un mercado de capitales que ofrece financiamientos sofisticados y de largo plazo.
Aunque a veces sea imperceptible para muchos, el país necesita contar siempre con un buen mercado de capitales: es como el oxígeno para la economía. Su debilitamiento puede ahogarnos, afectando gravemente no solo la posibilidad de desarrollo económico futuro, sino también, de manera muy cruda, la calidad de vida de las personas.
Lamentablemente, el mercado de capitales chileno ya ha empezado a mostrar signos de falta de oxígeno. Recientemente ha sido golpeado negativamente por la salida de más de US$ 50 mil millones por los retiros de los fondos de pensiones. Más allá de los negativos efectos macroeconómicos, esos retiros han significado importantes ajustes de cartera que implicaron caídas en los precios de activos y un mercado de largo plazo menos profundo. Esos efectos negativos ya los estamos viendo: cualquier familia chilena deseosa de acceder a un crédito hipotecario ahora debe pagar tasas de interés más altas, a plazos más cortos y con más dificultades para acceder al crédito.
Ya debilitado, el mercado de capitales enfrentará en los próximos meses nuevos riesgos que lo pueden debilitar aún más, producto de la discusión legislativa de la reforma tributaria.
No es nuestro objetivo comentar el alcance y justificación de cada uno de los componentes de esta reforma. Sin embargo, sí nos parece relevante hacer presente que la implementación conjunta de un impuesto a las utilidades diferidas, a las ganancias de capital, a los inversionistas extranjeros, a la riqueza y el anunciado impuesto a las transacciones financieras nos plantea inquietudes fundadas acerca del potencial efecto económico que puede generar, particularmente sobre la capacidad del mercado de capitales de seguir llevando adelante su fundamental función.
Estas medidas se anuncian además en un contexto de particular incertidumbre y expectativas de bajo crecimiento que afectarán las decisiones de los actores económicos nacionales y extranjeros. No solo se vislumbra una próxima recesión mundial junto a un crecimiento económico de Chile para 2023 que se proyecta nulo o negativo, sino que también siguen abiertas las incertidumbres del itinerario constitucional. En ese escenario es esperable que los activos financieros locales no conciten hoy el interés de los inversionistas, por lo que el impacto adicional de la reforma tributaria puede resultar significativo y grave.
Valoramos y adherimos a la política de responsabilidad financiera para equilibrar las cuentas fiscales. Pero al mismo tiempo nos parece importante recordar los potenciales riesgos de una reforma tributaria que no considere resguardos necesarios respecto de sus efectos negativos en el mercado de capitales.
Es importante que todos nos sintamos responsables de cuidar un sistema de financiamiento que ha jugado un rol de primera importancia en nuestro desarrollo económico. Por eso, en un espíritu de transversal preocupación, los abajo firmantes invitamos al Gobierno y a los parlamentarios a evaluar tanto la actual reforma tributaria como otras futuras modificaciones legales, con la preocupación de volver a darle oxígeno al mercado de capitales. Que toda reforma sea compatible con la necesidad que Chile tiene de contar con un mercado de capitales sano, profundo, diverso y cada día más accesible a todas las personas y empresas que requieran sus servicios.
El bienestar y prosperidad de los chilenos así nos lo exige.
Álvaro Clarke
Fernando Coloma
Joaquín Cortez
Alberto Etchegaray
Alejandro Ferreiro
Guillermo Larraín
Exreguladores de mercados de capitales de Chile