La prensa extranjera está en shock, desconcertada. Han transcurrido cinco días y no valora que la abrumadora mayoría de los electores chilenos, el 61,8%, haya rechazado la propuesta constitucional apoyada por el Presidente Boric. Este, una semana antes del plebiscito, portada de la revista Time, un rock star, supernova; ahora, una estrella y coalición caídas.
Mayoritariamente los corresponsales internacionales nos han menospreciado. Acorde con sus despachos, fuimos desinformados del contenido del borrador de Constitución.
Según ellos, más de 8 millones fuimos incapaces de informarnos, de discernir correctamente. Todo, por manifestarnos en contra de un texto que conducía al plurinacionalismo divisivo separatista, con autonomías atentatorias de la unidad territorial, cohesión e identidad nacional, contrario a la igualdad de los ciudadanos ante la ley, obstruccionista de futuras reformas.
Periodistas extranjeros, de paso por Chile, prefirieron negar aspectos constitucionales que violaban el indispensable equilibrio democrático de los poderes del Estado, conducentes a la degradación del Poder Legislativo y de la independencia del Poder Judicial y libertades fundamentales, todo envuelto en engañosas ofertas utópicas de derechos individuales y sociales.
Los mismos reporteros que por décadas celebraron las instituciones políticas de Chile, simpatizaron con propuestas refundacionales de la izquierda extrema y del Partido Comunista. En sus reportes excluyeron la disfuncionalidad y sectarismo de la mayoría de los convencionales. La expresidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon, fue destacada por Time y otros medios entre las personas más influyentes del mundo en 2021.
Reportes extranjeros omitieron la intervención sin precedentes del oficialismo, del Presidente, del aparato estatal, con sus inmensos medios, en la campaña en favor del Apruebo. No consideraron que la propuesta estaba inspirada en la Constitución del país más atrasado de la región, Bolivia, y en la autocracia de Nicolás Maduro. Cientos de miles de migrantes, residentes que huyeron de esos países, se encargaron de desprestigiar las constituciones de ambos regímenes.
La internacional de la extrema izquierda, encabezada por el Presidente Petro y por Pablo Iglesias, también se entrometió abiertamente en la disputa constitucional.
Mientras los medios de mayor prestigio, como Financial Times, The Economist y otros, prevenían en sus análisis y editoriales sobre la gravedad del borrador constitucional, muchos reporteros extranjeros dejaban la impresión de que los chilenos somos analfabetos, no leímos, no escuchamos, no reflexionamos y no nos importan los riesgos para Chile de un texto ideologizado y aberrante. Ahora, por su dogmatismo, siguen desinformados y en shock, por los resultados.