Señor Director:

Han pasado más de dos años desde que el Congreso aprobó el primer retiro de fondos previsionales. Desde entonces se desató una locura populista pocas veces vista, en medio de un ambiente aún enrarecido por la violencia de octubre del 2019.

Los técnicos de casi todo el espectro político advirtieron que era una mala política: que dañaba el pilar fundamental del sistema previsional, que era regresiva, que existían otras herramientas, cuando el hemiciclo en Valparaíso parecía totalmente descontrolado; que iba a dañar el bolsillo de las familias más vulnerables a través de inflación futura. Pero en junio de 2020 hablar de inflación —cuando esta era de un 2,5% anual— parecía invocar a un “cuco” inexistente y los técnicos fueron desoídos. Hubo notables excepciones: aquellos que parecen serlo, pero que eran meros voceros de agendas ideológicas y coparon los medios con “verdaderas noticias falsas”, tan ridículas como que “la plata no estaba en las AFP” o que la inflación era una creación de los grandes grupos económicos. “Técnicos” como los de la Fundación Sol que nublaron el cielo y dejaron que en un año se transformaran US$ 50.000 millones de ahorros en consumo.

El resultado lo sentimos hoy. En los últimos veinte años, la economía se “demoraba” cerca de 72 meses en acumular una variación en el IPC similar a la que hemos tenido desde el primer retiro. Todo un récord. Hoy ese 14,1% repercute en ocho meses consecutivos de caída en los salarios reales. En la tasa de política monetaria más alta en 23 años, que afecta a todas las familias y pequeñas empresas que necesitan del mercado del crédito.

Ahora un senador que aprobó los tres retiros hace un mea culpa. El mismo Presidente dice que el Congreso se dejó llevar. Todo el mundo parece —tardíamente— reconocer que el contexto los nubló.

¿Tiene que ver esto con los resultados del plebiscito? Mucho. En ese proceso también se despreció a los técnicos, a los expertos, se desoyeron todas las advertencias respecto de los errores de diseño. Y el 4 de septiembre llegó otra inflación: de un 62%. Fue la voz de los chilenos para que vuelva otra forma de hacer política y policy. La manera en que se había realizado los 30 años que despreciaron: seria, dialogante, responsable, con técnica, experiencia y humildad. Y nada de esto impide sea una forma que abra el camino a cambios necesarios para construir un Chile más sostenible, humano y próspero.

Pablo Correa G.
Presidente de Inbest