Con 34 años, el brasileño Marcelo no tardó mucho en encontrar club luego de su salida de Real Madrid: el brasileño firmó por una temporada con el equipo griego Olympiacos, que participará en la próxima edición de la Europa League (grupo G).
El español Jordi Alba, en tanto, pese a que ya no es la primera opción del entrenador Xavi como titular en Barcelona, se quedó en el equipo “culé” a pesar de que tenía la posibilidad de partir a Inter de Milán. Alba logró hacer valer su condición de “histórico” y el Barça no tuvo muchos argumentos para impedir que se quedara. En una de esas, termina recuperando el puesto: Jordi anunció que hará lo posible por demostrarle a Xavi que estaba equivocado.
¿Cuál es la relación entre los dos casos? Se trata de dos jugadores que actúan en la posición que, tradicionalmente en el fútbol, no hay muchas alternativas de elección: la de lateral izquierdo.
Marcelo y Jordi Alba de alguna manera tienen el sartén por el mango a la hora de negociar contratos porque saben que a ningún equipo del mundo —y no es exageración— les sobran defensores que dominen el perfil zurdo.
¿Por qué ocurre eso? No hay una sola explicación. Pero sí varias teorías. Algunos aseguran que es un asunto meramente cuantitativo: hay más población diestra en el mundo y por ello siempre hay menos posibilidades de encontrar un jugador que se adapte a ese perfil.
Otros señalan que todo tiene que ver con el biotipo (los laterales no deberían ser muy chicos, pero a los más grandes siempre los hacen jugar de zagueros centrales) y también por una falta de vocación: como los futbolistas que juegan más con la pierna izquierda son pocos, desde niños estos optan por imponer su particular cualidad en puestos más ofensivos. “No hay zurdo malo para la pelota”, se decía antes. Y es algo que muchos siguen pensando…
La carencia de laterales izquierdos la vemos habitualmente en el fútbol chileno. Hoy solo existen tres que pueden ser considerados de un nivel superior al resto: Eugenio Mena (Racing), Gabriel Suazo (Colo Colo) y Alfonso Parot (Universidad Católica). Hay otros que pueden tener alguna proyección futura como Alex Ibacache (Everton), Leandro Díaz (La Serena) o Jovany Campusano (Ñublense), aunque es difícil aventurar hasta dónde podrán llegar en sus carreras.
Por dicha falta de laterales, no extrañó mucho que en el seleccionado Sub 23 que venció 1-0 a Perú el DT Eduardo Berizzo haya hecho lo mismo que la mayoría de los entrenadores nacionales en el último tiempo: trasladar a un zaguero central (en este caso al colocolino Daniel Gutiérrez) a la posición de lateral izquierdo.
Gutiérrez, con el afán de jugar y ser útil a la causa, intentó disimular su poca experiencia en el puesto (aunque hay que decir que no era primera vez que actuaba allí), pero demostró claramente algunas deficiencias, en especial una que es muy común en los jugadores que, siendo zagueros centrales, juegan como laterales: la incomodidad de marcar teniendo la línea lateral como referencia.
La culpa, en todo caso, no es de Gutiérrez ni de otros que en circunstancias parecidas deben asumir un puesto que les es desconocido: es del gremio de los entrenadores nacionales, que ya deberían estar buscando cómo superar una carencia que parece eterna.