La expresidenta de la Convención Constitucional, de visita en Francia, intentó justificar hace unos días por qué esa instancia optó por terminar con el Senado en Chile. Dijo que “se eliminó porque se transformó en una élite casta, donde se repetían los mismos apellidos”.
Lo que Elisa Loncon nunca señaló fue que desde el retorno de la democracia, en marzo de 1990, después de 17 años de dictadura militar, el Senado chileno surgió como la instancia con 47 parlamentarios (38 elegidos y 9 designados) donde se gestaron los primeros grandes acuerdos políticos.
El primero, y que permitió darle gobernabilidad al Senado, fue entre la Democracia Cristiana y la Unión Demócrata Independiente para que Gabriel Valdés (DC) presidiera la Cámara Alta y Beltrán Urenda (UDI) lo secundara en la vicepresidencia.
Y si de consensos legislativos se trata, tal vez las Leyes Cumplido sean el mejor ejemplo, porque fueron las primeras que envió al Congreso el gobierno del Presidente Patricio Aylwin. Después de agotadoras y extensas jornadas se lograron rebajas de condenas y conmutación de penas a condenados por delitos terroristas en el régimen militar. Para quienes cubrimos el Senado será difícil olvidar el discurso del senador Jaime Guzmán (UDI), quien se opuso siempre a indultar a los condenados por esos delitos. Esa intervención y su postura terminaron costándole la vida, asesinado a manos de terroristas. Su muerte golpeó profundamente a todos los senadores.
Otro aspecto notable, no obstante la dura crítica que generalmente recibían de sus pares, fue la participación de los designados en la discusión de proyectos, como aquella primera moción del senador Sergio Fernández para rebajar la mayoría de edad de los 21 a los 18 años, o las intervenciones activas del senador Ronald McIntyre en tratados relativos a los límites de Chile con Argentina en Campo de Hielo Sur, y el rol que jugó la senadora Olga Feliú. Ella solía ser consultada transversalmente por sus pares y para muchos su palabra era ley.
En ese Senado de los acuerdos se logró consenso para terminar con los hijos ilegítimos, así como para promulgar la ley de divorcio, y algo que hoy a nadie sorprende: dictar una ley antitabaco donde el senador socialista Hernán Vodanovic se lució con un brillante discurso en contra para defender el placer de fumar. Y si de discursos vibrantes se trata, los del senador DC Ricardo Hormazábal no se pueden olvidar… agudo para criticar a sus adversarios, con los cuales departía después sin mayor tensión. Quienes sí discutían y casi se iban a las manos en la comisión de Hacienda eran los senadores Jorge Lavandero (DC) y Francisco Javier Errázuriz (UCC).
Y esa misma Cámara Alta, después de casi 14 años de discusiones, debates y negociaciones, les puso fin a los senadores designados y vitalicios.
Un Senado es una institución que sirve al país en la medida que la ciudadanía elija a parlamentarios que se jueguen por lograr grandes acuerdos, como este de la primera etapa del retorno a la democracia.
Por
Jenny del Río