Señor Director:

Un interesante juego lógico nos expone Santiago Orrego (carta del sábado) respecto de medios y fines. Mi crítica se refiere a su argumentación. Es falaz por darles a los medios un rol superior a los fines que se encuentran en una relación sistémica. En su argumentación no se refiere a medio alguno, obvia la lógica interactiva y, por tanto, se suma a la falacia en campaña.

Aceptando la valoración que hace el autor de los fines, estos no son posibles si no se consideran los medios por los cuales fueron formulados. Estos medios se sintetizan en una decisión casi unánime por el cambio de la Constitución del 80; una Convención de constituyentes comprometida y de gran profesionalismo que niega la tendencia instalada respecto de vicios particulares e, incluso, inventados. También de significancia fue que los fines fueron aprobados por 2/3 de los constituyentes (medio de aprobación).

Los medios que están en juego hoy frente al plebiscito se resumen en Apruebo o Rechazo. Si se aprueba, se reemplaza la Constitución del 80. Ahora bien, se han agregado otros medios para fines distintos a los que convocan el 4 de septiembre. Lo que está en juego es la mantención de los fines de la nueva Constitución, destacados por el autor, pero, como la política es dinámica, se agregan a la decisión inicial medios diferentes. Aprobar para reformar. Rechazar para que, manteniendo la Constitución del 80, se pueda reformar con 4/7. Cabe señalar que un séptimo en contra (ejemplo: quienes siempre se han opuesto al cambio de la Constitución vigente) imposibilita las reformas y hace imposible los fines. El Apruebo con reformas tiene medios perfectamente señalados. En la primera opción, los 4/7 se acompañan de un plebiscito.

Como los fines y los medios deben ser coherentes e incluso más, si las condiciones externas son letales desde un punto de vista de la consecución de un conjunto de medios, estos deben ser rediseñados para mantener los fines constitucionales. Pareciese que la nueva correlación de fuerzas nacionales ya no cuestiona el Estado social y democrático de Derecho. Para ello hay que asegurar que los medios sean coherentes con este fin último.

Jorge Coloma A.