Señor Director:

Magnífico orador, a Winston Churchill le ocurrió lo que les ha pasado más de una vez en la historia a grandes hombres: le atribuyen frases que nunca pronunció o que no fueron tal como se dice que las pronunció.

Por eso, ahora que se sabe el robo del que es posiblemente su más famoso retrato, el que Yusuf Karsh le hizo en Canadá, me bajan dudas de que sea efectiva. Pero es muy buena. Cuando vio el resultado, “el león rugiente” le dijo a Karsh: “Usted me ha inmortalizado”. A lo mejor es un invento, pero corresponde a lo que realmente evoca hasta hoy dicha fotografía.

Abraham Santibáñez
Periodista