El Mercurio.com - Blogs : Venezuela, percepción de mejoría
Editorial
Martes 16 de agosto de 2022
Venezuela, percepción de mejoría
Las colas por bienes básicos desaparecieron, pero el poder adquisitivo no mejora.
Desde hace meses la economía venezolana da señales de cierta recuperación, con un tímido crecimiento, el fin de la hiperinflación que la azotó a partir de 2017 y el del agudo desabastecimiento de bienes esenciales. Pero, tal como dijo Nicolás Maduro hace un par de meses, “Venezuela no se arregló, está mejorando” solamente. Y le queda mucho para retomar un rumbo de crecimiento y estabilidad económica.
Estos “brotes verdes”, como los han llamado, son el efecto del mejor precio y mayor producción de petróleo, así como de las medidas desesperadas, y a contrapelo de su ideología, que tomó el Ejecutivo en 2021 —asesorado por economistas ecuatorianos que estuvieron en el gobierno de Rafael Correa—, para liberalizar la economía y salvar la dramática situación del país, que tiene al 90 por ciento de la población en la pobreza. Se eliminaron el control de precios y las restricciones cambiarias, se redujeron los subsidios a los combustibles, y se permitió la importación de bienes y alimentos, con lo cual terminó la escasez y se pudieron ajustar los precios, muchos de los cuales ahora se fijan en dólares. También se limitó el gasto público y se permitió la participación privada en empresas estatales, aunque en licitaciones poco transparentes que beneficiaron a cercanos al régimen.
El mayor consumo interno hace que diversos sectores de la economía tengan un desarrollo que contribuye al crecimiento económico (aunque desigual en los diferentes sectores). Maduro marcó en dos dígitos el aumento del PIB el primer semestre de este año. Economistas señalan que fue de 7,8 por ciento el primer trimestre, con una proyección de entre cinco y ocho por ciento para 2022, mientras el FMI pronostica un magro 1,5 por ciento. Cálculos independientes señalan que Venezuela ha tenido una contracción económica del 80 por ciento desde 2013, y que para recuperarse hasta los niveles de antes de la llegada del chavismo se necesitaría crecer al 10 por ciento por al menos 18 años.
La “dolarización” de la economía venezolana está en la raíz del relativo éxito en el combate a la inflación, que a junio de 2021 estaba en 2.266 por ciento anualizado, según cifra del Banco Central, y había bajado en mayo de 2022 a 167 por ciento anualizado —después de haber superado los 130 mil en 2018, según la misma fuente (analistas independientes la marcaban por sobre el millón por ciento). Las colas en los centros de venta de productos básicos desaparecieron, pero el poder adquisitivo de los venezolanos no mejora, por lo que el descontento sigue en alza, como lo demostraron empleados públicos y maestros que el jueves protestaron en varias ciudades porque sus salarios (en bolívares y no en dólares) no han subido.
Se pone en duda que la aparente recuperación económica (que viene de una base muy baja) sea sostenible en el tiempo porque, se dice, está vinculada principalmente al precio del petróleo y no a un programa de estabilización fiscal, monetaria y cambiaria, que se requiere para resolver los problemas de fondo del país.