Señor Director:

Los obispos de Chile ya dijeron su palabra, desde el Evangelio, para iluminarnos frente a la propuesta constitucional (julio 2022). Quisiera resaltar que, entre las muchas reformas que se están proponiendo en estos días, no nos olvidemos de uno de los valores y principios esenciales para la configuración jurídica de toda sociedad: el de la dignidad humana. Lo digo desde la experiencia de tantos años ofreciendo ayuda a cientos de madres adolescentes vulneradas en sus derechos. Construir “la casa de todos” supone no excluir a nadie y la propuesta constitucional excluye en forma preocupante, sin límite de tiempo en el vientre materno, al que está por nacer.

En efecto, el art. 61 del proyecto les da el derecho a decidir sobre su propio cuerpo a “todas las mujeres y personas mujer con capacidad de gestar”, y les garantiza que el Estado va a asegurarles, entre otras cosas, “una interrupción voluntaria del embarazo”, sin siquiera fijar un tiempo para hacerlo. En otros términos, la propuesta de Constitución, esto es, la ley fundamental del Estado, garantiza el aborto, “libre de interferencias por parte de terceros, ya sean individuos” (incluso el padre del que está por nacer) “o instituciones”. Así, todos los que quieran ayudar a transformar un embarazo en conflicto en una vida amada, tal como las cientos de vidas que hemos visto nacer en nuestra Corporación, ¿estarán ahora imposibilitados de hacerlo?

Esperamos que en los intentos por reformar el proyecto se cambien también aquellos artículos que, como este, “afectan directamente las concepciones éticas, religiosas y morales de muchas personas”. Desde nuestra Corporación, con todos estos años acogiendo a madres adolescentes, creemos que no hay vida que no pueda ser cuidada y nadie tiene el derecho a acabar con ella.

Padre Francisco Pereira O.
Corporación María Ayuda