Revuelo surge del allanamiento a la mansión del expresidente Donald Trump, en Florida. El FBI incautó 11 cajas de documentos caratulados altamente secretos.

El operativo en la residencia de un exmandatario de Estados Unidos no tiene precedente.

Hay razones para sostener a favor de la legalidad del procedimiento. Fue solicitado por el fiscal general, autorizado por juez competente, llevado a cabo por la policía federal. La documentación se podría referir a armamentos nucleares.

No está contemplada una excepción que permita a los expresidentes eximirse de normativas aplicables a documentos oficiales. Después de Watergate, por la experiencia de destrucción de audios por el Presidente Nixon, se legislaron normas precisas que obligan el depósito de documentos, audios y videos oficiales en los archivos nacionales. Esa oficina debe guardarlos y clasificarlos, observando un estricto protocolo para que el público pueda acceder a ellos, con salvedades para los que comprometan la seguridad nacional. El principio es que pertenecen al pueblo norteamericano.

También se sabe que durante semanas Trump se resistió a entregar la documentación incautada. No hay sorpresa sobre su rebeldía y desprecio por el cumplimiento de la ley y consejos de abogados.

La dimensión política del episodio puede ser muy distinta. Por el momento, la victimización beneficia la popularidad de Trump. Su apoyo aumenta. El Partido Republicano y seguidores se han reagrupado en su defensa. Alegan que el allanamiento y la incautación son persecución política, instrumentalización de un recurso legal para destruir su candidatura presidencial para suceder a Biden en 2024.

Difícil anticipar el desenlace. Perfectamente Trump puede ser incriminado y abandonado por un número significativo de partidarios, incluyendo al gobernador de Florida, Ron de Santis, y al exvicepresidente Mike Pence, sus más probables competidores, antes estrechos aliados.

No todo está dicho. Notable es la astucia de Trump para victimizarse y salir incólume de serias acusaciones. Tiene abiertas investigaciones judiciales y parlamentarias por motivos tributarios, financieros, sobrevaloración de activos de sus empresas, intentos de anular la última elección presidencial y sobre su participación en el asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021.

A pesar de incriminaciones, causas de desprestigio y desconocimiento de la ley, Trump sigue adelante. En estos días ha logrado triunfos importantes dentro del Partido Republicano: sus patrocinados vencen en las elecciones internas para las candidaturas de gobernadores, representantes y senadores.