Señor Director:

En días pasados apareció en este diario un reportaje acerca de una librería que se instaló en una estación del Metro de Santiago. Al respecto, cabe recordar que a mediados del siglo XIX se comenzaron a realizar en Europa los primeros viajes en ferrocarril, iniciándose así una verdadera globalización cultural en el más amplio sentido.

En lo tocante a la literatura, el tren posibilitó la lectura de libros de cuentos y novelas durante los viajes, actividad que a los viajeros les resultaba imposible de realizar en los coches tirados con caballos, por los continuos e intensos desequilibrios de esos medios de transporte. Dicha circunstancia favoreció que se crearan puestos de venta de libros en casi todas las estaciones ferroviarias de ese continente, lo que posibilitó un extraordinario aumento en su edición.

Para el necesario fomento de la cultura en nuestra capital, es de desear que el Metro promocione la instalación de muchas nuevas librerías en sus estaciones.

Eugenio Benítez Ramírez