Señor Director:

El posible silogismo del exdiputado UDI Julio Dittborn (carta del domingo) conduce a un resultado más bien voluntarioso para el plebiscito del 4 de septiembre. Argumentando en contra de la labor informativa del Gobierno respecto de la propuesta constitucional, adjudica a la ciudadanía una decisión favorable a sus postulados.

Sus premisas se basan en “un profesor de Derecho Constitucional”, cita no verificable, con la que intenta deslegitimar la necesaria información oficial sobre un texto también oficial. La calidad institucional del texto es producto de una Convención elegida democráticamente. Finalizada su función, la propuesta sigue siendo oficial y, por ende, el Gobierno asume legítimamente la entrega del texto a la ciudadanía.

En el plebiscito de salida existe una disyuntiva: ¿Aprueba usted el texto de la nueva Constitución propuesto por la Convención Constitucional? Bajo la pregunta existirá la opción Apruebo o Rechazo. Para decidir hay que informarse. Quienes han sido partidarios de la Constitución del 80 (la UDI) u otras fuerzas que rechazan desde otras posiciones, crean imágenes negativas de la propuesta constitucional a través de noticias falsas o citando artículos específicos fuera del contexto sistémico que caracteriza a cualquier Constitución. No se cuestiona el modelo de desarrollo de la propuesta definido en sus principios y derechos fundamentales, como alternativa al modelo vigente de subsidiariedad y de subordinación del Estado a las vicisitudes del mercado. En suma, la ciudadanía no se informaría sobre lo esencial.

Ella, informada sobre la esencia del nuevo texto constitucional, es la que debe decidir en el plebiscito de salida. La ciudadanía expresa una gran motivación por leerlo, como lo comprueba la ubicación del texto en el número 1 del ranking sobre ventas de “El Mercurio”. Esta es una excelente información sobre un voto consciente. No podría anticipar el triunfo de la opción Apruebo. Lo que sí afirmo es que una consulta informada es lo mejor que le puede ocurrir a la democracia en Chile.

Jorge Coloma A.