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Editorial
Martes 09 de agosto de 2022
Colapso energético
Cabe anticipar días muy duros para el pueblo cubano.
El feroz incendio que ha destruido varios tanques de petróleo en el puerto de Matanzas hace prever que la crisis de energía en Cuba se profundizará aún más, agudizando la dramática escasez de electricidad que estuvo en el origen de las protestas de 2021.
El puerto, donde se ubica la “Base de Supertanqueros” incendiada, es la única instalación capaz de operar barcos de gran tonelaje y calado. Ahí se recibe el petróleo importado y también se almacena el crudo que produce la isla, para luego enviarlo por oleoductos a las refinerías y a las termoeléctricas. Si la base queda inutilizada —lo que parece probable, por la magnitud del siniestro—, se prevén graves dificultades y más cortes de electricidad en los hogares y negocios cubanos.
Un rayo fue el causante del siniestro, pero la crisis energética viene de mucho antes y tiene causas conocidas. Mal manejo, falta de recursos, de mantenimiento y de modernización de plantas, con cuatro o cinco décadas de uso ininterrumpido, más las alzas en el precio del petróleo (Venezuela ya no entrega suficiente crudo subsidiado), son las razones.
Cuando, en julio de 2021, la población, harta de apagones y de escasez de alimentos, combustibles y medicinas, salió a la calle, el gobierno usó toda la fuerza de la represión para aplastar la insurrección, disuadiendo nuevos estallidos. Cientos de detenidos —algunos condenados a penas de hasta 25 años—, decenas de líderes civiles obligados a exiliarse y otros con prohibición de ingreso han sido la forma de aplacar las protestas, pero el régimen no puede estar seguro de que nuevas restricciones no enciendan más revueltas.
Hace apenas unos días el gobierno comunista había anunciado nuevos cortes, que esta vez afectarían a La Habana, “no por necesidad, sino por solidaridad” con las ciudades de provincias y zonas rurales, dijo el líder del PC capitalino. Lo cierto es que ya era imposible mantener el suministro con las dificultades por las que atravesaban las obsoletas 20 plantas termoeléctricas, dos de las cuales sufrieron incendios y las otras, constantes averías.
La gravedad de la situación ha quedado graficada con la presencia del Presidente Miguel Díaz-Canel en el sitio, y los permanentes comunicados que emite el gobierno. La ayuda de técnicos mexicanos y venezolanos en control de desastres da cuenta de la incapacidad de los cubanos de lidiar con la catástrofe, que generará un grave daño al medio ambiente, aunque la contaminación no ha sido nunca una preocupación del comunismo caribeño.
Que la situación general era mala, el gobierno lo sabía. Por eso había anunciado vacaciones masivas para cerrar industrias durante el verano y teletrabajo para otros funcionarios, además de suspender el carnaval de agosto. Después de la caída del 11 por ciento del crecimiento en 2020, con una leve recuperación el año pasado pero con inflación del 77 por ciento, este año no se cumplieron las expectativas económicas del régimen. El turismo recibió casi un cuarto de los visitantes esperados, la producción azucarera logró apenas el 50 por ciento de la meta, y la inflación anualizada llega al 28%, según cifras oficiales.
La catástrofe en Matanzas solo empeora la crisis y cabe anticipar días muy duros para el pueblo cubano.