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Editorial
Sábado 06 de agosto de 2022
Pensamiento hablado
Las expresiones del ministro Jackson están en el corazón de las ideas con que el Frente Amplio irrumpió en la política.
Los políticos no suelen expresar con total fidelidad su pensamiento cuando creen que este no conectará bien con su audiencia. Más bien, tienden a acomodar argumentos y lenguaje para que resulten agradables a los oídos de la opinión pública. Reveladoramente, el ministro Jackson ha actuado de manera opuesta en una de sus últimas apariciones públicas, expresando —casi se diría con candidez— ideas que otros en el Gobierno habían evitado explicitar, y descalificando moralmente a sus propios aliados, desde lo que podría leerse como la soberbia de una juventud tempranamente exitosa en las lides políticas.
En un programa transmitido a través de la plataforma Twitch, Jackson dijo que la compra de tierras tomadas a las empresas forestales para ser entregadas al pueblo mapuche constituía una transacción ganancial para ambas partes (“win-win” en sus palabras), obviando el hecho de que ella no corresponde a una decisión voluntaria de las primeras, sino forzada por la violencia de las tomas, los ataques incendiarios y las amenazas que no permiten la explotación de esos predios, y que el Estado no logra impedir conforme a derecho. Asimismo, y como parte del mismo tema, reconoció que el “precio justo” que propone la nueva Constitución como compensación por las expropiaciones no siempre corresponde al valor de mercado, desmoronando con ello el esfuerzo de académicos y políticos partidarios del Apruebo por sostener lo contrario. El “pensamiento hablado” de Jackson confirma finalmente por qué se cambió la expresión usada en el texto vigente, “compensar el daño patrimonial efectivamente causado”.
Por otra parte, el ministro afirmó que su generación tiene una escala de valores y principios que les permite abordar los temas “con menos eufemismos y con más franqueza” que la generación de centroizquierda o izquierda que la antecedió; agregó que también tienen “infinitamente menos conflictos de interés” que aquella, que “trenzaba la política y el dinero” con facilidad. La superioridad moral que se autoasignó para denostar a quienes en definitiva son sus actuales aliados generó molestia y amplio rechazo en estos últimos. El senador Insulza afirmó, luego de escucharlo, que la idea de avanzar hacia una sola coalición que reúna al Socialismo Democrático y a Apruebo Dignidad —un anhelo del Presidente Boric— “terminó de morir el día de ayer”.
A pesar de las posteriores excusas de Jackson, intentando que sus declaraciones solo fueran vistas como un traspié o un mero error político, no logró ocultar que ellas están en el corazón de las ideas con que el Frente Amplio irrumpió en la actividad pública, defendiendo, desde una posición de pretendida superioridad ética, planteamientos radicalizados. Es de esperar que este sector finalmente advierta que —como se ha visto en estos meses— ello es una mala receta para formar alianzas y gobernar, y que ese camino afecta al país como un todo, alejándolo del desarrollo y progreso al que aspira y ansía.