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Cartas
Jueves 04 de agosto de 2022
Virtud y superioridad moral
Señor Director:
La buena política se sustenta en la moral y la virtud de quienes la ejercen, y con frecuencia los políticos argumentarán en favor de su proceder sobre principios y valores superiores.
Un hombre que basó su vida política en la férrea imposición de su propio concepto de la moral que debía conducir el actuar de todo ser humano fue Robespierre, el que explicitó en su discurso “Sobre los Principios de la Moral Política” del 18 Pluvioso del año II de la Revolución Francesa: “En nuestro país queremos sustituir el egoísmo por la moral, el honor por la honradez, las costumbres por los principios, las conveniencias por los deberes, el desprecio de la desgracia por el desprecio del vicio, la insolencia por el orgullo, la vanidad por la grandeza de ánimo, el amor al dinero por el amor a la gloria, la buena sociedad por las buenas gentes, la intriga por el mérito, la presunción por la inteligencia, la apariencia por la verdad, el tedio del placer voluptuoso por el encanto de la felicidad, la pequeñez de los ‘grandes' por la grandeza del hombre; y un pueblo ‘amable', frívolo y miserable por un pueblo magnánimo, poderoso y feliz”.
Loables intenciones del revolucionario, que omitió en su discurso explicitar cómo las llevaría adelante, las cuales se implementaron en lo que se conoció como el “Reinado del Terror”, que condujo a la guillotina a miles de franceses considerados como no poseedores de la superioridad moral y la virtud que exigía la revolución, y que terminó por inquietar a los propios compañeros de Robespierre, quienes finalmente lo llevaron a la guillotina.
La virtud y la moral en política son valores superiores, fundamentales y necesarios para su ejercicio y deben ser explicitados a través de la acción y el comportamiento. Nunca deben constituir un elemento descalificador del adversario y menos del compañero, ya que ello conduce, mediante la relativización que se hace de los conceptos, a establecer diferencias irreconciliables al tratarse de aspectos que involucran la dignidad del ser humano.
Santiago González Larraín
Exministro